Peces que se vuelven violentos

Matías Pandolfi es doctor en Biología especialista en peces e investigador del CONICET, y destaca que son múltiples los factores que explican los ataques protagonizados por palometas y rayas en los últimos tiempos.

Uno de ellos es el calor del agua: mientras los humanos en situación normal mantienen una temperatura constante de entre 36 y 37 grados, los peces no tienen la misma capacidad y experimentan la misma del ambiente en el que se mueven. Y cuando el calor es excesivo siempre se asocia a una mayor agresividad.

Pero hay otros factores. Entre noviembre y enero es época de reproducción de las palometas, que, a diferencia de otras especies de peces, son muy celosas en el cuidado de sus crías. Basta que se sientan amenazadas para que ataquen como mecanismo de defensa.

La palometa pertenece a la familia de las pirañas, su mordedura no es mortal, pero puede amputar dedos, sobre todo a niños. Para Pandolfi es inusual que ataquen, como lo hicieron, en zonas como Rosario o Vicente López, pero no en Misiones o en Brasil.

El caso de la raya es distinto. Es un pez cartilaginoso que se mueve por el lecho barroso de los ríos, suele acercarse más a las costas cuando hace mucho calor y pica cuando alguien lo pisa. Lo hace a través de un aguijón. El veneno de las rayas de río no es letal.

Pandolfi se muestra cauto antes de relacionar estos ataques con el cambio climático: “si bien se sabe que el calentamiento está afectando las aguas, habría que medir ese calentamiento en las zonas donde se registraron los ataques para saber si ese factor los explica”.

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