Un verano al rojo vivo

Tenía que ser un verano tranquilo: los programadores de tevé hacen la plancha porque el grueso de la gente está en la playa o caminando por la peatonal costera, motivo por el cual las familias dejan de lado, durante unos días, los rayos catódicos, reemplazados por los ultravioletas.

Pacto de por medio, entonces, los canales de aire decidieron, este verano como tantos otros, desinvertir y guardar sus apuestas para marzo. Pero no por eso pensaron dejar los primeros meses de la encarnecida batalla del rating que mantienen Telefé y El Trece, librados al azar: los dos canales se tiraron el piletazo con los enlatados, series pregrabadas que se adquieren a un costo mucho menor que el que saldría producir algo original, y que este año llegaron desde afuera para ver si podían repetir el éxito sorpresivo que cosechó el verano pasado “Avenida Brasil”.

Telefé insistió con la onda brasileña: como todo el año, apostó por otro megaéxito de la factoría de Globo TV, aunque “Rastros de mentiras” no fue tan exitosa en el intento como su par; a pesar de lo cual, ahora que compite contra “Noche y Día” a las 23, está haciendo mediciones que superan a la ficción de Pol-ka.

Pero el que la pegó decididamente fue El Trece. Contra todo pronóstico, porque compró una serie de origen turco que terminó siendo furor en este verano: “Las mil y una noches”.