Dilma dice que su país vive “un golpe a la paraguaya”

Duras condenas del oficialismo al intento de iniciarle un juicio político

RIO DE JANEIRO.- La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, afirmó en una reunión a puertas cerradas que su país vive un “golpe democrático a la paraguaya”, en alusión a la destitución en 2012 del entonces mandatario de Paraguay, Fernando Lugo, informó ayer el diario Folha de Sao Paulo.

Los comentarios fueron hechos por Dilma durante una reunión con sus 31 ministros celebrada el jueves en Brasilia antes de viajar a Colombia, donde ayer se reunió con su par Juan Manuel Santos en búsqueda de una acercamiento bilateral, según afirmaron a Folha tres asistentes a esa cita, los cuales no fueron identificados.

En una rueda de prensa posterior a esa reunión, el ministro de Presidencia, Jaques Wagner, criticó que la oposición haga “uso político” de una herramienta jurídica “muy especial” como es el proceso de destitución de un jefe de Estado.

VERSION MODERNA DE GOLPE

La propia Dilma, en varias intervenciones públicas en las últimas semanas, ha calificado como “una versión moderna del golpe” los intentos de usar la crisis para llegar al poder, pero por primera vez se habría equiparado a la controvertida destitución de Lugo ocurrida en junio de 2012.

Lugo fue destituido en un juicio parlamentario, contemplado en la Constitución de ese país, por “mal desempeño” de sus funciones, una situación por la que Paraguay fue suspendido temporalmente del Mercosur por considerar sus socios que hubo una “ruptura constitucional”.

El presidente de la Cámara de los Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, es la autoridad responsable de admitir a trámite o denegar las peticiones de abrir procesos de destitución del jefe del Estado y en los últimos meses ha rechazado una decena de solicitudes similares.

Cunha tiene pendiente de análisis por lo menos otros nueve pedidos de apertura de un juicio político contra Dilma, presentadas por diversos partidos políticos, instituciones y ciudadanos.

Según la valoración del Gobierno, el supuesto delito de responsabilidad no es suficiente motivo legal para iniciar un proceso de destitución, además teniendo en cuenta que es anterior al actual mandato de Dilma, que comenzó el pasado 1º de enero.

El Gobierno negó que la eventual reprobación por parte del Congreso de los balances públicos de 2014, como recomendó el Tribunal de Cuentas, pueda llevar a un juicio político.

Según el ministro, “varios constitucionalistas” rechazan que se pueda establecer una conexión entre la reprobación de las cuentas públicas y la apertura de un proceso de destitución de la mandataria.

Wagner recalcó que el Tribunal de Cuentas emitió un dictamen técnico que deberá ser votado por el Congreso, donde el oficialismo podría lograr la aprobación de los balances referentes al ejercicio fiscal de 2014.

Mientras tanto, la Cancillería de Paraguay expresó a Brasil su “desagrado” por los comentarios atribuidos a Dilma, quien supuestamente afirmó que su país vive un “golpe democrático a la paraguaya”, en alusión a la destitución en 2012 del mandatario paraguayo Fernando Lugo.

En este sentido, la Cancillería paraguaya convocó al embajador de Brasil, José Felicio, para expresarle la “sorpresa y desagrado por las expresiones publicadas en dicho medio de prensa y atribuidas a la mandataria brasileña”, informó el Ministerio de Relaciones Exteriores en un comunicado.

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