“Estaba seguro de que nos iban a matar a todos”

Una familia sufrió una entradera en 151 y 70. Fue el domingo a la noche. Hubo golpes, amenazas y el temor más extremo

Un hombre yacía tirado en el piso, con la cara llena de sangre y sin pestañear. Su hijo, tendido al lado, no lo podía entender: “Creí que estaba muerto”, dijo. Fue uno de los picos más dramáticos de una entradera que mantuvo amenazada a una familia por media hora.

A las 23 del domingo -el hecho trascendió recién ayer- Gastón (25) estaba volviendo a su casa, en la zona de 151 y 70. “No vi que me siguieran”, reconoció el joven, por eso se sorprendió tanto cuando notó que en un segundo apareció un Peugeot 206 del que se bajó un ladrón.

El delincuente, después de simular que le quería preguntar algo, le mostró un arma, la cargó delante de él y le apuntó a la cabeza.

Para ese entonces los dos estaban en la cochera de la casa. Gastón quiso escaparse en un descuido del delincuente, pero no pudo: “Me pegaron una piña en la panza y aparecieron otros dos” asaltantes más, relató.

Si bien el joven intentó convencerlos de que en la vivienda no había nadie, los intrusos no le creyeron y se metieron de prepo en la casa.

Ahí se encontraron con los padres del muchacho: a los dos les pegaron culatazos en las cabezas, los llenaron de insultos y les repitieron que debían entregar todo el dinero que hubiera.

“Sabían que mis viejos tienen un negocio chiquito al costado de la casa, que es lo que les sirve para mantenerse. Además, los ladrones estaban enterados de algunas cosas que teníamos”, lanzó Gastón, para apoyar su teoría de que el asalto no fue al voleo, y que alguna información les habían dado previamente.

Una hermana del joven, recién recibida de policía, había detectado la maniobra y estuvo a punto de intervenir, aunque al final desistió para que la situación no empeorara.

Los ladrones descubrieron que ahí había una oficial y eso los enfureció: querían ubicar su pistola reglamentaria para llevársela. “Si es necesario los matamos a todos”, le lanzaron.

Gastón y sus padres quedaron ensangrentados por los golpes. Además, los ataron de pies y manos con cuanto objeto encontraran a su paso los ladrones, como cables, cordones y hasta ropa interior.

Al final, la banda huyó con televisores, plata, celulares, llaves y otras pertenencias de la familia, además del Ford Fiesta de Gastón. Pero eso no fue lo que más le preocupó al joven: “Estaba seguro de que nos iban a matar a todos”.

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