Encañonaron a un nene y un bebito terminó golpeado en una entradera

Dos motochorros redujeron a una mujer con su hijo de 8 años y su sobrino de 1. Al empujarla, lastimaron al más pequeño

En lugar de compartir con sus compañeritos el segundo día de clases del año, un nene de 8 años terminó en el medio de una entradera en su casa de Ringuelet, encañonado en la cabeza y viendo en primera persona cómo maltrataban a su mamá.

Minutos antes del mediodía de ayer se largó a llover y un par de motochorros “aprovechó esa situación para enganchar a la poca gente que quedara en la calle”, especuló un policía de la zona.

Y los únicos que andaban por 516 entre 9 y 10 era una mujer con su hijo y su sobrinito de un año en brazos. Iban a subirse al auto rumbo a la escuela, pero los ladrones les cortaron camino y los obligaron a volver a su casa.

ARRASARON CON LOS AHORROS

“Les apuntaron a ella y a mi sobrino en la cabeza, amenazándolos todo el tiempo. Uno llevaba la cara tapada”, los describió Diego (32), el cuñado de la mujer y papá del bebé.

Ni siquiera el más chiquito salió ileso. “En un momento a ella la zamarrearon, y mi nene se terminó golpeando la frente, porque mi cuñada no lo iba a soltar”, relató el hombre a EL DIA.

Durante un lapso que no está aún claro -ayer a la tarde Diego no estaba al tanto de los pormenores-, los ladrones revisaron cada rincón del domicilio. El desorden que dejaron tras su paso fue total.

Consigo se llevaron una computadora, la cartera de la mujer, una tablet y un celular. Todo lo cargaron en el Volkswagen Gol que ella había podido comprarse hace menos de medio año.

Pero sin dudas lo peor fue que los delincuentes, a fuerza de amenazas constantes, lograron ubicar en dónde la familia guardaba unos ahorros que planeaban invertir en construirse una casa en Gonnet. Toda esa plata -Diego prefirió no hablar de números- terminó en poder de los ladrones.

Uno en el auto y otro en la moto, que no se sabe si era una Honda Wave o una Biz, aunque lo seguro era que estaba mal conservada, ambos desaparecieron de escena en segundos.

“La policía tardó bastante. Y a los peritos todavía los estamos esperando”, protestó Diego cerca de las 5 de la tarde, en diálogo con este medio.

El hombre cerró con una evaluación que no por evidente es para desdeñar: “A pesar de todo este barrio es tranquilo. Es la primera vez que nos pasa algo en un año y medio. Y nos quedamos todos muy asustados: mi sobrino quedó en shock”.

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