Internet y “la nube”: ¿toda una generación de datos perdidos?

Mucha de la información que hoy se sube a Internet podría perderse, dicen especialistas que vaticinan la llegada de una “era digital oscura”.

Cuando hace pocos años expertos de la Nasa trataron de acceder a las imágenes enviadas desde Marte por la sonda de la Misión Viking en los años 70, se llevaron una sorpresa. El 20% de las imágenes que habían sido conservadas inicialmente en cintas magnéticas para ser transferidas más tarde a soportes ópticos no se pudo recuperar. El otro 80% se pudo salvar, pero se guardó en un formato y en programas que ya no se utilizan y que sólo pudieron ser recuperadas por una empresa canadiense, con gran esfuerzo. Un estudio realizado por científicos de la Universidad Northeastern de Estados Unidos, comprobó que el 20% de los mensajes enviados a través de la red Twitter ya desaparecieron.

Estos ejemplos ilustran una preocupación que crece cada vez más, a medida que aumenta la importancia de Internet. La de que mucha de la información que actualmente se conserva en distintos soportes digitales se pierda, al punto de que esta generación digital no deje rastros para los que quieran indagar acerca de ella en el futuro.

Terry Kuny, un archivista digital canadiense cree que esto ya está sucediendo: “no creo que exista un riesgo de que la información de nuestro tiempo vaya a quedar inaccesible, creo que es una certeza”, afirmó recientemente en declaraciones a la prensa europea, mientras que Vinton Cerf, vicepresidente de Google y uno de los padres de Internet, alertó recientemente en una conferencia realizada en la Asociación Estadounidense para el avance de la Ciencia sobre el peligro de que esta generacion apenas deje rastros para las futuras generaciones, a medida que se vaya perdiendo la información conservada en soportes digitales.

Hoy, que la mayoría de las situacines cotidianas pasan por Internet (desde un trámite bancario a la conservación de fotos de un acontecimiento familiar irrepetible en alguna plataforma específica o en la nube) y que a pocos se les ocurriría imprimir fotos o enviar cartas en papel, hay especialistas que avizoran el advenimiento de una era digital oscura y otros que, sin ir tan lejos, sugieren “aggiornar” el soporte en el que se conserva la información que se quiere conservar, al menos cada cinco años (ver aparte).

Si bien entre los usuarios de Internet existe la creencia de que todo lo que se digitaliza y conserva no corre peligro, lo cierto es que el deterioro de los soportes en los que se almacena la información, la desaparición de los programas para interpretarla o cuestiones de copyright, pueden hacer inaccesible mucha de la información digitalizada en el futuro.

Lejos de tratarse de especulaciones infundadas o de ciencia ficción, es algo que ya está sucediendo con información almacenada en discos flexibles, cuyos datos hoy son difíciles de recuperar, ya sea porque perdieron magnetismo, porque no se encuentran lectoras o porque no existen más los programas que permiten leerlos.

Mientras esta preocupación crece, aparecen proyectos que apuntan a la conservación de la información que hoy circula por Internet cuya magnitud es difícil de imaginar. Según algunos especialistas, el posible coplapso de la nube (procesamiento y almacenamiento masivo de datos en servidores repartidos por todo el mundo) tendría un impacto social similar al de la ausencia de electricidad o agua.

Esos proyectos apuntan tanto a la conservación de los bits propiamente dichos, como a otro factor igualmente clave: la capacidad de interpretarlos.

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