Asaltan a una familia en el barrio Malvinas y escapan a los tiros

Fue ayer al mediodía en 38 y 152. Los ladrones golpearon a un albañíl y lo ataron con el cable de una planchita para el pelo

Eran las 11 de la mañana de un día de paro. El movimiento en el barrio Malvinas era escaso: mientras algunos hacían mandados, un albañil de 36 años con su pareja de 34 se iba de su casa para trabajar. Pero no pudo ni alejarse 10 metros, porque de repente aparecieron tres ladrones en moto para hacerles atravesar una pesadilla a los dos y a un testigo, al que casi lo fusilan.

Los delincuentes aminoraron la marcha en 38 entre 152 y 153. Todos se bajaron rápido, abordaron al hombre a punta de pistola y lo obligaron a volver a entrar al domicilio.

Hipólita (59), la suegra de la mujer, no supo decir con precisión cuánto tiempo duró el robo. Aunque sí remarcó que todo el tiempo la maniobra fue violenta.

Al hombre lo ataron con los cables de una planchita para pelo, lo primero que hallaron los ladrones para ese fin.

Por lo que la vecina y familiar de las víctimas relató a EL DIA, “a él le partieron la cabeza con un golpe que le dieron con una pistola”.

Ensimismados en encontrar plata, los delincuentes sólo le pedían eso a la pareja. “No les interesaba llevarse otra cosa. Pero no sé cuánto esperaban encontrar, ellos son dos laburantes”, reconoció una fuente policial.

Una vez que lograron apoderarse de algo de dinero, los motochorros emprendieron la fuga hacia la vereda. Detrás de ellos, las víctimas seguían estáticas por el terror de que, tal como venían amagando todo el tiempo, uno de los asaltantes les disparara.

Todavía faltaba para el almuerzo, por eso unos vecinos se habían reunido en la misma vereda para compartir unos tererés. Al parecer ninguno detectó el robo que ocurría a metros de su casa, hasta que vieron salir a los delincuentes a paso apretado.

Y los ladrones, tal vez pensando a esos testigos como potenciales delatores, no encontraron otra forma para intimidarlos que apuntarles con sus armas y gatillar.

Según Hipólita fueron cinco los tiros que le dispararon a su hijo, el hermano de la mujer asaltada en la casa. La casualidad o la mala puntería pueden ser dos explicaciones probables para entender por qué ninguna hirió al vecino.

En su intento desesperado por ponerse a salvo, el joven al que intentaron lastimar terminó tirado en una zanja, con su moto desparramada por el piso a unos metros.

Tan rápido como pudieron, los ladrones se dispersaron en rumbos diferentes. Mientras unos tomaron la calle 153 rumbo a 39 hasta perderse en un monte, otro lo hizo por 38 hacia 151.

Todos, según admitieron fuentes policiales, siguen prófugos. Por lo bajo, hay investigadores que sostienen que los asaltantes podrían ser de la zona. O al menos uno de ellos.

De acuerdo a algunos trascendidos, el hombre herido de un culatazo no necesitó ser trasladado a un centro médico para su atención.

Por lo salvaje y “porque hace bastante que no roban y esta es la primera vez que les toca a ellos”, este episodio dejó demudado de sorpresa a toda la cuadra.

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