El desmedido auge de la venta ambulante que preocupa al comercio local
| 16 de Mayo de 2015 | 02:51

El ostensible aumento de la venta ambulante en La Plata, calificado como desmedido por entidades de comerciantes y empresarios; la detección de diversas infracciones y delitos, en este último caso tales como falsificación de marcas, evasión de impuesto y comercialización de mercadería proveniente del contrabando, entre otros, habla a la claras de un recrudecimiento y de un verdadero desborde de este tipo de comercialización.
Tal como se informó, los comerciantes regulares plantearon a las autoridades municipales su inquietud por el crecimiento de la venta ambulante en la Ciudad, y el Municipio, luego de un par de reuniones con representantes del sector y con funcionarios de distintas áreas comunales y provinciales, decidió impulsar nuevas acciones para erradicar la actividad que viola más de una normativa. Con ese objetivo se amplió una denuncia que ya se había presentado en la Justicia penal.
En la denuncia presentada ahora ante la Justicia penal platense, la Comuna consideró que los delitos detallados afectan en forma directa al interés público y que, por ello, le corresponde al poder municipal requerir su persecución.
Frente a este fenómeno, debe insistirse en que ya van muchos años en que los comerciantes instalados -que cumplen con las copiosas exigencias reglamentarias que se les impone y pagan los cada vez más costosos gravámenes impositivos y tasas municipales-, han venido reclamando que se profundicen los operativos de control en todo el distrito. Lo cierto es que las principales asociaciones comerciales y empresarias locales no han dejado de subrayar en estos tiempos su preocupación por el renovado empuje que demuestra la venta informal, al margen de la permanencia de algunos de sus enclaves tradicionales.
Tal como se ha detallado en forma reiterada, la venta ambulante está prohibida en nuestra ciudad desde 1997. Sin embargo, perdura con mayor o menor intensidad en buena parte del microcentro, en la Estación de Trenes, en ferias como las de plaza Alsina y parque Saavedra, en calle 8 entre 45 y 50, en plaza Moreno, en tramos de calle 12, en algunas cuadras de diagonal 80 o en el acceso a la facultad de Humanidades de la UNLP, entre otras zonas.
Existen en muchas ciudades del mundo lugares especialmente habilitados para la venta informal –los llamados “mercados de pulgas” - que son espacios circunscriptos, dotados de infraestructura acorde, debidamente iluminados, que se convierten en verdaderos atractivos turísticos. Pero lo que resulta inadmisible es que la comercialización de productos se vea anarquizada, desprovista de todo control estatal y sometida al libre albedrío de empresarios que financian y manejan esta economía informal.
Se ha dicho también con insistencia que no se trata de negar derechos de las personas que buscan un medio de subsistencia y acuden a este tipo de actividad por no hallar otro medio, pero ello no debiera obstar a que las autoridades velen para que no se propaguen modos de actuar que transgreden todas las normas, admitiendo de ese modo la continuidad de “negocios” que ocupan el espacio público, no tributan ningún tipo de impuestos y, en definitiva, compiten deslealmente con quienes tienen comercios instalados.
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