Fallos y fallas en el debate público

El fallo que dejó en libertad al violador de un nene de 6 años ha erizado la piel de la sociedad, pero no sólo por esa decisión práctica sino por los argumentos que llevaron a los jueces a tomar tal determinación. ¿Puede un nene de esa edad tener una orientación sexual definida, como señalan los magistrados en los fundamentos de la sentencia? Y si la tuviera ¿qué tiene que ver la orientación sexual de un individuo con su condición de víctima de una violación?

¿Puede la aplicación de una ley conducir a una decisión que humille a la víctima de un delito aberrante? ¿Puede haber explicaciones técnicas y jurídicas para un fallo que choca de una manera tan violenta con el sentido común?

 

Detrás de esta sentencia hay -no debería olvidarse- un nene que ahora tiene 11 años y que deberá lidiar toda su vida con las cargas del abuso y la injusticia. Y hay un individuo (al que ese chico veía como un referente en la práctica del fútbol infantil) que un día lo violó ante su llanto desgarrador y al que los jueces de Casación dejaron libre por creer que su conducta no tenía la gravedad que le habían atribuido en primera instancia.

No sería acertado -sin embargo- creer que todo el problema se reduce a la existencia de un fallo disparatado y arbitrario. El caso debería promover un debate más amplio sobre criterios judiciales y doctrinas que muchas veces se aplican sin computar las consecuencias. En ese sentido, el estupor que esta sentencia ha provocado quizá abra una oportunidad para revisar el accionar de la Justicia ante muchos dramas de la vida real.

Parecía muy difícil desplazar el foco de la atención y la indignación ciudadana, centrado en los insólitos episodios que convirtieron el clásico de Boca-River en un monumento al papelón. Lo consiguió, sin embargo, el fallo de estos dos jueces.

Nadie cree, mientras tanto, que la desmesura en la Bombonera vaya a marcar un punto de inflexión. La impresión general parecería coincidir en que todo seguirá igual. Ya pasaron diez días y ni siquiera le tomaron declaración al “Panadero”, aunque él mismo ha reconocido -sin más remedio, porque aparece filmado- haber sido el autor del ataque contra los jugadores de River.

Se ha perdido la oportunidad de poner, al menos, un freno simbólico al accionar de los barrabravas. ¿No hubiera contribuido una presentación conjunta de los técnicos, los presidentes y los capitanes de ambos clubes para condenar lo sucedido? Esa foto estuvo muy lejos de la realidad.

 En este contexto, el debate político también tuvo sus pequeñeces y derrapes. La alusión de Randazzo al “modelo manco” y sus posteriores ironías sobre la esposa de Scioli fueron lo más destacado de una campaña que, a juicio de la Iglesia, está demasiado “farandulizada”.

En el plano económico, mientras tanto, el foco sigue puesto en las negociaciones paritarias. ¿Por encima o por debajo del 30 por ciento? Ese parece el nudo central, que acentúa las distancias entre los gremios opositores y los que se enrolan en la vereda del oficialismo.

 Fue, en definitiva, una semana cargada, acompañada por una atmósfera pegajosa y húmeda que aportó el extraño “veranito” de mayo.

El feriado de mañana promete, al menos, una tregua. Quizá contribuya a un clima más distendido.

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