Con controles y regulaciones se le debe devolver la transparencia al fútbol

El universo del fútbol se vio ayer profundamente conmocionado por la denuncia que sobre actos de corrupción pesa contra dieciocho máximos dirigentes de la Federación Internacional de Fútbol Asociado -siete de ellos ya detenidos- y que fue impulsada por el departamento de Justicia de los Estados Unidos. La gravedad y magnitud del episodio dejó, como primera conclusión, que sólo una investigación profunda que llegue hasta un completo esclarecimiento definitivo podrá devolverle al deporte más popular la transparencia con que debe y merece desarrollarse.

Como se sabe, los dirigentes de la FIFA fueron acusados formalmente de integrar una organización mafiosa, con la comisión de fraude masivo y blanqueo de dinero, entre otras figuras penales. Concretamente, la fiscal general Loretta Lynch aludió en su acusación a la presencia en el organismo que rige al fútbol de “corrupción rampante, sistemática y profundamente enraizada”.

Fue ayer por la mañana, cuando se conoció la imputación formulada desde el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, en el sentido de que tales dirigentes habían recibido sobornos y distintos tipos de comisiones por más de 100 millones de dólares, desde principios de los noventa hasta la actualidad. A cambio del dinero que ofrecían, los representantes de distintos medios recibían derechos mediáticos y de publicidad, especialmente en torneos de fútbol que se vienen realizando en países de América Latina. Cabe señalar que las sanciones previstas para estos tipos de delitos prevén penas de hasta 20 años de cárcel.

Asimismo, según trascendió ayer, la justicia de Estados Unidos se encuentra habilitada para realizar la demanda ya que algunos de los delitos por los que acciona fueron cometidos en diversos estados norteamericanos, además de que los pagos cuestionados se realizaron en bancos estadounidenses. Todo ello explica que desde ese país se estén demandando las extradiciones del caso.

Corresponde adelantar que algunos de los dirigentes detenidos en Suiza se declararon ya culpables de diversos cargos y de otros delitos, tales como conspiración de fraude electrónico, conspiración de lavado de dinero, evasión de impuestos, falta de presentación de informes financieros y obstrucción a la Justicia, entre otras figuras penales.

La integración internacional del máximo organismo del fútbol, conformada con representantes de todos los países, compromete por cierto a las asociaciones nacionales y exige que en cada una de ellas se concrete una profunda investigación de lo actuado por los delegados respectivos, revisándose también a fondo todos aquellos actos suplementarios de adhesión y de administración compartida con la FIFA.

Se ha señalado con insistencia que, para todas las actividades, el fenómeno aún reciente de la globalización puede resultar muy positivo, pero que también se traduce en obligaciones y responsabilidades más complejas -como ocurre con este resonante y escandaloso caso, en el que se encuentran involucradas grandes cantidades de dinero, propias de las repercusiones que merece el fútbol- que requieren mayores controles y muy precisas regulaciones sobre el manejo de los recursos y los gastos. La AFA y, eventualmente, también la Justicia argentina, deben colaborar en esos objetivos.

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