Otras dos víctimas de los secuestros virtuales

Pasó un par de semanas en las que la calma había vuelto respecto de los secuestros virtuales que desde hace un año no tienen freno. En realidad, los intentos por robar de esa manera nunca se detuvieron, pero cada vez menos caía en la trampa.

Pero ayer a la madrugada un nuevo caso quebró esa racha. La que lo sufrió fue una jubilada de 79 años que vive en 22 entre 50 y 51, informaron voceros policiales.

Al parecer, la mecánica fue la habitual en estos casos: “La llamaron diciéndole que eran ladrones, que estaban dentro de la casa de su hija”, confirmó un informante vinculado a la causa.

Presa de la combinación del sueño, la incertidumbre y el miedo consiguiente. Los delincuentes probablemente estuvieron agazapados en cercanías de ese domicilio, a la espera de que su víctima dejara de dudar y cayera en la trampa.

Así terminó por ser a los pocos minutos. “La jubilada juntó toda la plata que tenía en la casa, la metió en una bolsa y la tiró a la mitad de la calle. Eran unos ocho mil pesos”, aseguraron esas fuentes ante la consulta de EL DIA.

La confirmación de que su hija estaba bien, que de haber ocurrido antes habría interrumpido la entrega de la plata, llegó para cuando los delincuentes ya habían embolsado su botín.

Una vez más, a los ladrones “no los vio nadie” y lograron escapar de la cuadra rápido, sin dejar rastros y manteniéndose todavía fuera del alcance de los policías que trabajan en la ciudad.

El antecedente más próximo de alguien en la Región que también terminó pagando, emboscada bajo una modalidad idéntica, fue hace 15 días: lo sufrió una mujer de 42 entre 147 y 148. “Atendí y era una voz idéntica a la de mi hija. Me decían ‘mamá salvame, que me quieren matar’”, contó.

Todo fue tensión: ella alcanzó a juntar todos sus ahorros y las alianzas del matrimonio. Metió todo en una bolsa y la tiró a la calle. Su marido, que padece enfermedades del corazón, casi se desmaya.

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