Vocación, arte y vida en dos interesantes estrenos

Por ALEJANDRO CASTAÑEDA

LA CALLE DE LOS PIANISTAS, de Mariano Nante.- “En una pequeña calle de Bruselas hay una inusual concentración de pianistas argentinos: de un lado, la casa de Martha Argerich; del otro, la de los Tiempo-Lechner, cuatro generaciones de prodigios pianísticos”. Este cautivante documental pregunta: ¿qué es, en definitiva, ser pianista? Esos muros sólo escuchan música. Consejos, ensayos, comentarios, grabaciones. La cámara no se entromete, anda en puntas de pie por un escenario que también deja ver los egos, las exigencias, los mandatos, las dudas. Los melómanos lo disfrutaran más, por supuesto, pero el film atrapa a todos con su puesta sencilla, sutil y sensible. Karin y Natasha, madre e hija, ocupan el centro de la escena. Desde allí se abren los temas: el paso del tiempo, las diferencias entre una y otra, el cariño, los compromisos, la actitud de Natasha (un encanto de frescura) contra un mandato que le inspira devoción, sueño y temores. En un almuerzo dominical, tras la pared escucha a la ilustre vecina, Marta Argerich, que está ensayando y ellos harán silencio para disfrutarla. Los nervios del debut, el eterno embrujo que despierta la música, la rigurosa disciplina, la herencia, todo cabe en esa casona que es academia, hogar, escuela de práctica y rincón de amigos. Un lugar que transmite no sólo música, también emociones, afectos, enseñanzas y rumbos. ¿Cuándo decidiste ser pianista? Le preguntan a un habitante de esa casa. “Yo nací pianista… no lo decidí ”, como avisando con naturalidad que lo de ellos es más un destino que una elección. (****MUY BUENA).

 

QUITANDOSE LAS MASCARAS

EL OTRO LADO DEL ÉXITO, de Olivier Assayas.- La actriz María Enders (Binoche) vuelve a la obra que la consagró de joven, cuando encarnó a Sigrid, una chiquilina de 18 capaz de envolver y destruir a Helena, una mujer grande. Pero ahora la convocan para que interprete a Helena. Y desde ese cambio se replanteara muchas cosas. Todos llevan sus máscaras en esta drama sobre la identidad, la búsqueda existencial, el paso del tiempo y sobre la ficción, como escape y fuente reveladora. Es muy interesante el abordaje que hace Assayas. La que ensaya con ella, su secretaria, (Kristen Stewart, en otro gran trabajo) aprovecha el texto de Sigrid para fijar posiciones y ajustar cuentas con su empleadora. María duda. Le cuesta revivir una historia en la que fue joven y hoy deberá ser una mujer sufrida y madura. Las dos aprenden desde sus personajes. Y en ese juego de espejos invertidos, aparecen inseguridades, reproches, las dudas, el temor al fracaso, la soledad, el egoísmo, el desencuentro generacional. El film empieza en un tren (todos quieren escaparse). Allí María se entera que murió un director amigo y querido. ¿Qué hacer? ¿Ir al funeral? Y ¿qué decir? Ella parece estar siempre a merced de la actriz que lleva dentro. Los paparazzi, los paseos por senderos prohibidos, sus temores, el texto teatral que no la suelta, subrayan esa despersonalización. Desde esas máscaras que tanto pesan, las dos se pierden, se desnudan, se confiesan y se reprochan. Al film le falta más intensidad y un mejor final. Pero la historia es sugerente, el texto es inteligente y reflexivo sin ser abrumador y las actuaciones con magníficas. Realidad y ficción, verdad y mentira, soledad y fama, personas y personajes. De todo esto habla este inteligente trabajo de Assayas. (**** MUY BUENO)

ALEJANDRO CASTAÑEDA
EL OTRO LADO DEL
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Marta Argerich
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Olivier Assayas

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