Preocupa la agonía del retoño del pino histórico de San Martín
| 2 de Junio de 2015 | 02:34

La similitud entre “patrimonio” y “patria” no es casual. Son palabras ligadas con los conceptos de identidad, historia y legado, como lo está el retoño del Pino de San Lorenzo que a duras penas sobrevive en la plaza San Martín platense. Patrimonial y patrio, el ejemplar hijo de aquel bajo el que el Libertador dictó el parte de su primera gran victoria languidece castigado por falta de mantenimiento.
La placa que hicieron colocar casi 72 años atrás los socios de Universitario que un 17 de agosto realizaron la plantación resumía el espíritu que guiaba la evocación: “Retoño del Pino de San Lorenzo: Dios le dio vida, San Martín historia”.
Pero esa pieza de bronce duró menos que el propio árbol, y ya no advierte al visitante del espacio verde ubicado entre 50, 54, 6y 7 que se halla frente a uno de los descendientes más antiguos del ejemplar original, que se secó en 2013 tras padecer una feroz tormenta que azotó las orillas del Paraná.
Preocupados por la situación, dirigentes de un conjunto de instituciones locales piden a la Comuna que tome medidas urgentes “antes de que sea demasiado tarde”.
Debilitado por plagas y sucesivas podas que le fueron quitando sus ramas inferiores y con ellas parte del equilibrio vertical, al pino piñonero (Pinus pinea) situado en un cantero circular a metros de la calle 50, frente al Pasaje Dardo Rocha, sólo le queda viva la parte superior del follaje.
Sin embargo, las entidades que presentaron un documento ante el Concejo Deliberante solicitando formalmente que “se restablezca el interés municipal en la protección, preservación y difusión del valor histórico” del retoño de San Lorenzo, creen que “es recuperable si se le dedica la atención profesional adecuada”.
terapia intensiva
“Lo que le pasa al pino está en sintonía con el estado general de la plaza, bastante abandonada en materia de paisajismo, forestación y monumentos” advierte Horacio de Beláustegui, de la Fundación Biosfera: “en este contexto, la preservación de este ejemplar histórico es viable y no requeriría grandes inversiones ni un inusual despliegue logístico, sólo buena voluntad y dedicación”.
“Habría que remover claveles del aire, cortar sectores de ramas secas y reponer nutrientes en el suelo” apunta el dirigente ambientalista: “también lograr que le llegue algo de luz solar y reforzar el anclaje para enderezarlo”.
El ingeniero forestal Gabriel Rosas coincide con que “hay que adoptar cuanto antes algunos criterios relacionados tanto con lo que se debe hacer como con lo que se debe evitar, por ejemplo podar raíces o achocar el espacio en torno al árbol”.
El profesional sugiere “remover. abonar y renovar la tierra, podar las ramas y brotes enfermos y ‘quemados’, sellar las heridas que dejen esas intervenciones y proporcionar a la especie el riego y la iluminación que requiere”.
Además de Biosfera, suscriben el pedido de medidas y acciones en ese sentido la Biblioteca Euforión, la Universidad Popular Alejandro Korn (UPAK), el club Universitario, la Federación de Asociaciones de Jubilados y Pensionados, el Centro de Residentes Riojanos, la Asociación Cultural Sanmartiniana, el Centro de Fomento General San Martín y el Instituto Belgraniano, entre otras.
ICONOS URBANOS
Presentes en muchas ciudades del país -Morón, Rosario, la capital federal, Necochea, Jujuy, Las Toninas, Cañuelas, Lobos, Azul, San Pedro, Salto- los retoños del Pino de San Lorenzo, hijos o nietos, suelen ser en otras latitudes hitos urbanos de amplio conocimiento en la comunidad, centro de conmemoraciones escolares y actos relacionados con el Padre de La Patria.
“Acá pocos saben hoy qué representa ese árbol, porque la plaqueta original fue robada” explica Eleazar Hortel, de la UPAK: “sería una justa reparación darle los cuidados que merece, y que son indispensables porque no da para abandonarlo otro año más”.
El 3 de febrero de 1813, las fuerzas españolas que intentaban tomar el Convento de San Carlos Borromeo, en la localidad de San Lorenzo -actual provincia de Santa Fe- fueron repelidas y derrotadas por los granaderos al mando de San Martín. Tras la batalla, que se libró a orillas del Paraná, el ilustre correntino se cobijó a la sombra de un pino para dictar al teniente Mariano Necochea el parte en el que comunicaba al Superior Gobierno la buena nueva.
Los “Pinus pinea”, llamados en el lenguaje cotidiano “pino de Italia”, “pino piñonero”, o “pino parasol”, promedian los 12 a 25 metros de altura, pero pueden alcanzar los 45. Son nativos del Mediterráneo, de fácil aclimatación y rápido crecimiento, y se cultivan desde la antigüedad con fines ornamentales, forestales y alimentarios.
El ejemplar que cobijó aquel episodio clave en la gesta sanmartiniana se secó meses después del 21 de octubre de 2012, cuando una granizada lo dejó desnudo. En 2014, personal del Complejo Museológico de San Lorenzo descubrió brotes de semillas que desprendieron las piñas entonces caídas entonces. Hoy, cuatro de esos hijuelos alcanzan una altura superior a los 50 centímetros.
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