Rocío Campligli, ante una gran ilusión

TORONTO, Canadá
Especial

Por PEDRO GARAY

El sábado por la noche todo estaba perdido. La selección femenina de handball había caído ante Cuba, el encuentro para el que se había preparado durante dos años, buscando la única plaza olímpica del torneo y sabiendo que Brasil, campeonas del mundo, estaban adentro por ser anfitriones en Río 2016.

Parecía el final del sueño de hacer historia, de meter por primera vez al handball femenino en un Juego Olímpico. El equipo caminó al vestuario devastado, sin poder pronunciar palabra. Pero, cosas del deporte, Cuba salió relajada a jugar su último encuentro de grupos ante Uruguay, con la sensación de que la tarea estaba cumplida, y la Celeste, que no le había ganado nunca en su historia a las cubanas, metió el batacazo.

“Fue tremendo, estábamos como queriendo desentendernos de ese partido. Como se dice todas en la nuestra, y de golpe nos avisaron que faltaban dos minutos y Cuba perdía por seis. Ahí nos pusimos a llorar, fue una catarata de emociones, de alegría”, recordó Rocío Campigli, la pivote argentina que juega en Estudiantes, luego de que “La Garra” si cumpliera y aplastara a Chile para quedar primero en el grupo y evitar a Brasil (y una potencial eliminación) en semis.

Porque, tras el batacazo de Uruguay, hubo que salir a la cancha con demasiadas emociones en el cuerpo y con la obligación de aprovechar la chance: “trabajamos mucho para intentar canalizar esa energía: gritamos, lloramos, pero dijimos ‘ahora hay que empezar nuestro partido, porque era una segunda oportunidad, pero si la perdíamos no nos la íbamos a perdonar nunca más”, dijo quien lleva la casaca 7.

Más adelante agregó que “creo nos merecíamos esta segunda oportunidad por todo lo que trabajamos, por el esfuerzo que hicimos también contra Cuba, fue durísimo”, contó. Esa segunda chance la tendrán esta noche, cuando desde las 21.30 (hora de nuestro país), Argentina enfrente a México en semifinales buscando la final y asegurarse una medalla… Y ese otro objetivo, el principal, que Campigli no quiere nombrar “por las dudas”.

Para Campigli ha sido una temporada particularmente emocionante, una montaña rusa: no solamente le tocó vivir los altibajos emocionales para el infarto de este torneo, con tanto en juego, sino que le tocó hacerlo en su primera temporada jugando con la selección mayor.

“Hace tres años entreno con la selección, pero este fue el primer año que empecé a jugar los torneos. Por suerte hice muy buen certamen en Cuba (en el Panamericano de La Habana, donde fueron histórico bronce) y eso me motivó y me dio mucha fuerza para llegar acá”, reflexionó la pivote albirroja de 20 años.

Este plantel, de todos modos, entiende el momento y tiene varias batallas en el lomo: primero fue Cuba, luego Chile y ahora México el encuentro más importante de la historia del handball femenino argentino.

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