Ricardo Luis Eliçabe
| 10 de Agosto de 2015 | 01:50

Farmacéutico, guardavidas, rugbier, hippie y “dj”, a los 68 años falleció Ricardo Luis Eliçabe, hombre multifacético y de un contagioso espíritu de alegría.
Había nacido en La Plata el 9 de mayo de 1947, hijo de Ricardo Luis Eliçabe y Nidia Dichiara.
Siempre orgulloso de su ascendencia vasca e italiana, transcurrió toda su infancia y adolescencia en el barrio La Loma, siguiendo la tradición familiar materna de ser hincha de Estudiantes de La Plata.
Realizó sus estudios primarios en el Colegio San José y, por decisión propia, ingresó luego al Colegio Nacional de la Universidad Nacional de La Plata.
Fue durante esa época que comenzó a jugar al rugby en “La Plata Rugby Club”, donde cosechó innumerables amistades, incluso con los distintos clubes rivales de la Región y a nivel nacional, a través de su actividad como jugador, y más adelante en el tiempo, entrenador, capitán general y representante ante la URBA y la UAR. Al momento de su fallecimiento se desempeñaba como vicepresidente de su club.
Tras completar sus estudios secundarios, ingresó en la facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad Nacional de La Plata, período durante el cual simultáneamente trabajó como guardavidas en las playas de Pinamar.
También incursionó en varias filosofías, como el hippismo, el siloismo o Movimiento Humanista, como así también desarrolló la militancia política.
Después de recibirse, realizó tareas de investigación en el Laboratorio de Suelos de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la UNLP y para el Consejo Federal de Inversiones - Desarrollo regional de la OEA, en la Cuenca del Bermejo.
Luego de una etapa como comerciante, inició una sociedad con una de sus amistades en el rubro farmacéutico, fundó posteriormente el “Laboratorio de especialidades farmacéuticas Medipharma”, su gran proyecto personal en el que trabajó hasta su fallecimiento.
Fue en 1967 que su vida cambió para siempre al conocer a su compañera de vida, Alicia Cabarrou, con quien conformó su familia. De la unión nacieron sus hijos Manuel e Inés, que a su vez lo convirtieron en abuelo al traer al mundo a Catalina, Francisco y Serafina, con quienes compartió inmensurables momentos de felicidad hasta el final.
Su gran pasión, entre tantas cosas que despertaron su curiosidad durante su vida, fue la música, especialmente los ritmos caribeños. Se convirtió en un “dj” al contagiar todos los ámbitos con su gran ritmo y su entusiasmo por el baile.
Realizaba regularmente fiestas en Cariló, y cuando descubrió la murga uruguaya, viajó ininterrumpidamente por más de 15 años al Carnaval de Montevideo con su grupo de entrañables amistades.
Con su humor, su generosidad y su intensidad, hizo de la amistad un culto y una síntesis de todas sus facetas.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE