Mujeres solidarias que tejen para abrigar a los que menos tienen

Confeccionan mantas para ayudar a familias de la Región

Dos días a la semana, durante todo agosto, en la sede céntrica de la ONG “Nutrir la vida”, un grupo de mujeres teje sin parar. El objetivo no es otro que confeccionar la mayor cantidad posible de mantas para abrigar, en las noches frías, a familias pobres de la Región.

Algunas son jubiladas que dejan por unos días de tejer prendas a sus nietos y confeccionan cuadrados de lana de 20 por 20 centímetros para el armado de cubiertas de camas que usarán nenes para ellas desconocidos pero con muchas necesidades. Otras mujeres, más cargadas de obligaciones pero igual de comprometidas, encuentran algún momento del día para ocuparse del prójimo y avanzan con los puntos del crochet o de dos agujas, según su especialidad.

La entidad impulsora de la iniciativa nació en La Plata en 2009 y sigue el método CONIN que desarrolló 25 años atrás el médico mendocino Abel Pascual Albino para la prevención y tratamiento de la desnutrición. Tiene dos centros de atención: uno en Los Hornos, donde asiste por estos días a 25 familias y 60 chicos, y el más reciente de Ringuelet, que atiende 16 familias y 40 nenes y aspira a cubrir a fin de año las necesidades de 25 familias y 75 chicos.

Para la campaña de este invierno “Nutrir la vida” se propuso convocar a su espacio de la planta alta del Pasaje 8 Bis (50 entre 8 y 9), los martes y miércoles de este mes de 15 a 18, a vecinas que tejan, y así conseguir voluntades para el armado de mantas de lana que se destinarán a esas familias con las que trabaja la institución.

En este emprendimiento, en rigor, hay tarea para cualquiera que quiera colaborar, porque las personas que no saben tejer pueden, por caso, dedicarse a la confección de capas de lluvia y de cobertizos para techos y pisos que se fabrican muy fácilmente con sachets y que sirven para proteger del frío a las familias que habitan viviendas precarias.

Además de ser dueñas de una particular generosidad las moviliza su gusto por el tejido, que practican, todas, desde muy jóvenes.

Vecina de Villa Elisa y jubilada, Susana Urien es tejedora “de toda la vida”, según confió con orgullo. Tiene ya en su haber varias mantillas de bebé hechas para sus sobrinos nietos. Ahora, en estos días, teje por puro sentido solidario. “Creo que si todos devolviéramos de alguna manera a la sociedad algo de lo que tuvimos la suerte de tener habría menos pobreza”, resaltó mientras crecía entre sus manos un cuadrado de lana amarilla.

Con una realidad diferente, Adriana D´Elía, del centro platense, madre de dos adolescentes y empleada de la administración provincial, salió de la oficina y corrió al Pasaje 8 Bis para colaborar “aunque sea un rato”, dijo. Lo hace, remarcó, “porque me conmueve ayudar a los chicos, que son los más desprotegidos”.

En la institución agradecen todo tipo de ayuda, según subrayó su presidenta, Alicia Sciaini: desde los materiales que se puedan donar, como lana o sachet de leche y de yogur limpios y ya cortados de manera que quede un rectángulo hasta un poco de tiempo para fabricar las mantas y los cobertizos. Para más información se puede llamar al teléfono 512-0717.

Abel Pascual Albino
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