Murió la hija de Amalita Fortabat

María Inés Lafuente, única hija de la empresaria fallecida Amalia Lacroze de Fortabat, murió ayer a los 71 años de edad en su departamento de Avenida del Libertador, en el barrio porteño de Palermo, según confirmaron fuentes familiares.

Una de las cuatro personas más ricas de nuestro país, Lafuente había sido incluida en el ranking de los millonarios de la revista Forbes, que estimó sus bienes en unos 1.300 millones de dólares tras heredar en 2012 la fortuna familiar.

Lo cierto es que la hija de Fortabat se dedicó más a la filantropía que a los negocios familiares y había perdido hace cinco meses a uno de sus tres hijos, Julián Alejandro Bengolea, víctima de un cáncer.

Si bien no trascendió la causa de muerte de Lafuente, en abril último había asistido al entierro de su hijo con una máscara de oxígeno por los graves problemas que tenía por su adicción al cigarrillo.

LEJOS DE LOS NEGOCIOS

Lafuente había nacido en 1944 fruto del primer matrimonio de la empresaria con Hernán de Lafuente Sáenz Valiente. En el ámbito laboral, ella estuvo a cargo de la Fundación Fortabat y, debido a su predilección por el arte, siempre se mantuvo más vinculada a ese sector que a los negocios.

Amalita se había negado a dejarle toda la herencia a Inés, por lo que poco antes de su muerte, ocurrida en 2012, hizo pública su decisión de que su hija compartiera la fortuna con sus nietos.

Apartada de los negocios familiares, la única hija de Amalita dirigía junto con sus hijos la Fundación de colección de arte y tenía vinculaciones con la actividad del sector agropecuario y ganadero.

María Inés tuvo dos hijos de su primer matrimonio con Julián Bengolea Madero: Alejandro y Bárbara Bengolea. Luego contrajo matrimonio con Julio Aurelio Amoedo y tuvo una hija, Amalia Amoedo.

Fue Alejandro, el hijo de Inés y el hombre de mayor confianza de su abuela, quien asumió la responsabilidad de dirigir la empresa Loma Negra, de la cual era además su vicepresidente.

Tras muerte de Alejandro y ahora, la de María Inés, Bárbara Bengolea y Amalia Amoedo se convirtieron en las únicas herederas de la fortuna familiar.