¿Azulejos rotos?
| 14 de Septiembre de 2015 | 02:21

A lgunas tareas domésticas parecen mucho más complejas de lo que son. Entre las temidas labores está el cambio de azulejos. Pasa de un momento a otro: basta con distraerse un segundo, dejar caer una botella, y ya se ha saltado una parte del piso. En el fondo los cerámicos son firmes y duraderos, pero tampoco soportan cualquier cosa, por eso es bueno saber cómo actuar a la hora de verse ante el problema. Así lo haría un especialista:
Ante todo, siempre se recomienda que, a la hora de hacer una instalación en las paredes o los pisos, se conserven varios azulejos en el depósito. Aunque muchas veces resulte impensable en el momento de la instalación, esas piezas salvarán los imprevistos, porque hay muchas series de azulejos que con el tiempo se dejan de producir. Aunque no lo crea, incluso un azulejo blanco puede llegar a ser difícil de conseguir en la misma composición años después.
En cuanto a la rotura: si el azulejo presenta una rajadura mínima o se le ha saltado el esmalte, tal vez valga la pena repararlo en lugar de cambiarlo. En los comercios especializados se vende material para arreglar detalles visuales. Entre otros productos, puede evaluar qué pastas se ofrecen.
La otra opción es cambiar el azulejo. Si el problema está en una única pieza, más vale tener cierto dominio de las herramientas, porque habrá que retirar el azulejo sin dañar los colindantes.
Con la amoladora podrá deshacer las juntas y con un martillo y un cincel podrá romper el azulejo para terminar de retirarlo. Lo importante es retirar todo para evitar que las superficies queden desparejas.
Habrá ciertas diferencias si se trata del piso o de la pared, ya que los cerámicos no son iguales. Los azulejos que están fabricados para las paredes suelen ser de loza, no son tan pesados y son más fáciles de extraer que los azulejos de piso, que suelen ser de cerámica.
Tras asegurarse de que las superficies estén limpias tras quitar la pieza rota, proceda a colocar una argamasa para azulejos y luego incorpore la nueva pieza. Lo importante es emparejar las juntas antes de que la argamasa se seque. Luego, limpie el azulejo con un trapo húmedo y listo.
Cambiar un cerámico o azulejo no es cosa del otro mundo, pero si el problema está en la superficie subyacente, el inconveniente es algo más grave. A veces sucede que las piezas se aflojan o que las juntas ya no son firmes por fallas que se están produciendo debajo de los cerámicos. En ese caso será fundamental evaluar bien la situación.
Allí sí se recomienda recurrir a un especialista. Y que sea bueno, porque el material a utilizar dependerá del tipo de suelo o superficie sobre la que se deba aplicar. Por ejemplo, hay materiales con yeso que resultan incompatibles con otros de cemento. Por eso, en esos casos, ¡mejor no aventurarse!
Tampoco se recomienda encomendarse y lanzarse a cambiar cerámicos en exteriores, como en terrazas o balcones, porque el material a utilizarse en ese caso será distinto y deberá ser resistente a las inclemencias del tiempo. “Para eso hay que aprender y ejercitarse mucho”, comenta sonriente un obrero.
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