Un “Currículum” inmaculado

El músico presenta un repaso por toda una trayectoria lujosa en el prestigioso recinto porteño. “Soy un animal musical”, se define

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Pedro Garay

Será una noche para la emoción: mañana en el Teatro Colón el pianista y productor Lito Vitale repasará con “Currículum Vitale” su exquisita trayectoria, cronológicamente, con la presencia de los miembros originales de las bandas que conformó, retrato de una búsqueda “obsesiva y feliz” del sonido argentino.

Prolífico autor, Vitale, nacido en 1961, grabó desde 1983, año en que se disuelve MIA (Músicos Independientes Argentinos), la agrupación que lo acogió en su juventud, más de 30 discos, además de componer música para cine, tener su propio show televisivo y, más recientemente, participar de eventos multiartísticos.

Lito comenzará su concierto en el Colón desde ese 1983 que marca el regreso de la democracia y el fin del colectivo independiente. Pero, por supuesto, no pueden soslayarse aquellos años formativos en MIA: “Fue un espacio de resistencia en la época de la dictadura militar, y también sin querer fue pionera en la producción independiente argentina”, opina en diálogo con EL DIA.

Con la llegada de la democracia, aquella agrupación se disolvió “porque se quedó sin el sentido”, aunque dejando una huella en la música argentina: “Todos los grupos que después trabajaron de manera independiente, como Los Redondos o La Renga, de alguna manera fueron influenciados por lo que MIA dejó como ideales, como manera de laburar, como una opción a lo que era el estándar”, afirma Vitale, aunque refiere que hoy las bandas independientes, “en su mayoría quieren hacerse famosos, ganar guita, llegar a los programas de televisión de mayor difusión, y todo eso. MIA eso lo tenía como opuesto, trataba de crear una contracultura que no tenía que ver con los medios de difusión: hoy los chicos que son independientes, lo son circunstancialmente, no por convicción en la mayoría de los casos”.

LA RUTA EN SOLEDAD

“A partir de la disolución de MIA empecé una veta ligada a la música argentina: fue el comienzo de un camino personal”, explica Lito, quien recuerda que se lanzó sin miedos a su carrera en solitario: “Tenía 20 años, y el temor a los 20 años casi que no existe: uno hace lo que quiere, lo que le parece, y no le importan lo que va a venir, las responsabilidades”, dice con cierta nostalgia.

“Empecé a probar, a buscar, a tocar con músicos, y así llegué a dónde estoy hoy”, recuerda el artista, quien en su carrera se ha caracterizado por una constante experimentación en busca del “sonido argentino”. “Como cualquier búsqueda artística, es una búsqueda sin final: en el camino uno va cometiendo algunos aciertos. La actividad es el transitar, no querés llegar a un fin: vos querés transitar esa búsqueda”, afirma.

Pero en ese sinuoso rumbo, algunas vías tomados fueron caminos sin salida. Uno de sus últimos trabajos, “El otro”, lo tuvo por primera vez, con 45 años, animándose a cantar, a pesar de “la certeza” de que “canto como el cu...” pero con la realización de que “muchos cantan como el cu...”

“Fue una experiencia que no prosperó, pero que la disfruté al máximo: me permití cantar, escribir letras, y cuando estuvo el producto terminado... me di cuenta que no era mi camino, que mi camino era tocar el piano, hacer música experimental y producir. Y no ser solista cantante. Quedó como una rareza dentro de mi historia”, cuenta, sin arrepentimientos: “No hay partes negativas en mi carrera porque siempre hice lo que quise. El hecho de que algunos momentos musicales no hayan tenido una aceptación en el públcio no lo considero un fracaso. Fracaso hubiera sido no hacer lo que pensaba que tenía que hacer”, dice firme.

Y tampoco, de hecho, considera la obra producida como grandes aciertos. “El mayor acierto de mi carrera es haber sido siempre un músico permeable a las influencias y enseñanzas de otros músicos. Incluso cuando por haber tenido algunos momentos de cierta popularidad, cuando el ego comienza a agrandarse, algo que es inevitable, siempre fui muy consciente de que lo que más me sumaba era escuchar y aprender. Tratar de no competir la música”, analiza, y afirma que “el arte tiene algo genial, que es que no existe la competencia. La competencia está creada después por las compañías de discos, las premiaciones, las boludeces gigantes que organizan las personas que no tienen nada que ver con el arte”.

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