¿Qué estarías dispuesto a hacer para triunfar?

Las salas locales reciben hoy “El hombre perfecto”, segundo filme del francés Yann Gozlam

El francés Yann Gozlam, que estuvo en el Festival de cine fantástico y de terror de Sitges con “Captifs”, presenta en las salas comerciales su segundo largometraje, “El hombre perfecto”, donde el miedo se vuelve “más angustioso porque es interior” y puede descubrirte qué eres capaz de hacer por triunfar.

“Tengo la impresión de que hoy, con el desarrollo de las redes sociales, los medios de comunicación e internet, tenemos un deseo de mediatización y de brillar a los ojos de los demás más agudizado que hace veinte años”, explica el director en una reciente entrevista.

El realizador, que es también guionista de sus obras, sentía un doble vértigo al escribir y rodar este thriller, estructurado al más puro estilo de suspense, ya que “todos los escritores se han sentido alguna vez” como el protagonista de su obra, ese “hombre perfecto” que es Mathieu.

Interpretado por el popular actor francés Pierre Niney (protagonista, entre otras del biopic “Yves Saint Laurent”), encarna a un joven escritor frustrado que sobrevive haciendo mudanzas; un día, cuando vacía el piso de un hombre que acaba de morir, encuentra un manuscrito del que se apropia y decide publicar con su nombre.

Aquella novela se convierte en un gran éxito, pero al pasar unos años, su falta de talento vuelve a ocupar la realidad de su vida mientras él, mentira tras mentira, intenta que nada cambie.

“Me parecía fascinante la posibilidad de perderlo entre mentiras y llevarlo a la locura y que el espectador esté en su cabeza mientras todo esto ocurre”, apunta Gozlan.

Con “Captifs”, Gozlan llevaba al espectador al límite con un aterrador tráfico de órganos humanos en medio de la guerra de Kosovo; aquí, dice, “el miedo es más angustioso porque es interior; el conflicto es de él contra él mismo”.

Gozlan explica que no quería hacer una película que “fuese solo un ejercicio de estilo”. “Mi idea giraba más en torno a la creación, a la identidad y al talento, y quería mostrar la diferencia entre lo que somos y lo que soñamos ser -comenta- o la dificultad de desarrollarnos. De cómo nos influye la presión del éxito social”.

Por ello, explica, primero al escribir y luego rodando, “quería crear un sentimiento de empatía con este hombre, un movimiento doble de rechazo y simpatía; quería poner al espectador un poco incómodo porque se siente a favor de un impostor, un mentiroso”.

A diferencia de “Captifs”, su filme anterior, sobre el tráfico de órganos humanos en medio de la guerra de Kosovo, en “El hombre perfecto” el miedo “es más angustioso porque es interior; el conflicto es de él contra él mismo”

Y esto, reconoce, no lo hubiera logrado sin Niney y “su mirada desamparada e inteligente, su rostro angelical”, dice Gozlan.

Es “un chico de esta época y su ambición es brillar, a pesar de que también tiene un amor sincero por la escritura; si sólo buscase notoriedad o dinero se habría hecho broker”, se ríe el cineasta, economista y broker, precisamente, en sus comienzos laborales.

Gozlan introduce algunos elementos simbólicos que él mismo ha vivido como fantasmas en sus momentos de escritor principiante; por eso, dice, “hay una muerte, hay que matar el pasado para poder seguir adelante”.

“Sólo a partir del momento en el que empieza a vivir situaciones extremas es cuando empieza realmente a escribir”, señala el director francés, decidido a seguir su carrera por “los extraños engranajes humanos” y reconoce que, para seguir subiendo la intensidad del terror en sus filmes, “debería escribir sobre política”.

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