Tendrá gran repercusión en su vida futura

Gustavo Apreda - Prof. Adjunto de Psiquiatría UNLP

Los casos de “justicia por mano propia” no son nuevos en nuestro país, ya que vienen ocurriendo con una cierta frecuencia, pero lo inédito aquí es que en este caso la justicia por mano propia la ejerció un niño de 13 años, que vio amenazada la seguridad y la vida de su madre, hermanos y la suya propia frente a cuatro delincuentes armados.

La mirada que se puede hacer desde cierto análisis psicopatológico, es que se trata de un niño que “no quiere volver a su casa y que no deja de llorar”, y que a pesar de ser inimputable para el discurso jurídico, no deja de tener por eso “cierta conciencia de sus actos” pese a su corta edad.

Este acontecimiento obviamente va a tener una gran repercusión en su vida presente y futura, pudiendo desarrollar un trastorno de ansiedad conocido como trastorno de estrés postraumático (TEPT) caracterizado por la presencia de conductas desestructuradas o con marcada agitación psicomotora; persistencia de imágenes, pensamientos o percepciones de las vivencias traumáticas; pesadillas; irritabilidad, ira, sobresalto o hipervigilancia.

Este caso representa un paradigma más, de mayor gravedad por tratarse de un niño, de una sociedad anómica como la nuestra en donde claramente la falta de justicia se hace sentir en un país con una indignante corrupción de su clase dirigente, que lleva a los ciudadanos a armarse para protegerse, frente a un Estado ausente.

Apreda
Justicia
niño
Prof
propia
Psiquiatría UNLP

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE