“Terapia del rebote”: una moda que suma fanáticas en la Ciudad
| 16 de Noviembre de 2016 | 02:58

Cuentan que el origen se remonta a la historia de un maratonista al que le faltaba una pierna y creó, para entrenar, una rutina basada en el uso de un calzado especial: unas botas con amortiguación para proteger sus articulaciones. Los beneficios de este calzado se difundieron rápido y comenzó a utilizarse en la recuperación de pacientes con lesiones en articulaciones y huesos. Hoy, mucho tiempo después, la actividad es conocida por casi todo el mundo como Kangoo Jumps -que en realidad es el nombre de las botas y no del ejercicio- y se le atribuyen más de 30 beneficios para la salud, desde reducir el estrés hasta favorecer la pérdida de peso y la tonificación muscular.
En La Plata, las mujeres que lo practican se cuentan de a decenas y, desde la llegada de los primeros calores, ya se las puede ver en algunas plazas y paseos de la Ciudad de la mejor manera posible: a los saltos y siguiendo el ritmo.
Las Kangoo Jumps (salto de canguro) sirven para caminar, correr o trotar y para entrenamiento personalizado. Se adaptan a distintas superficies y, según cuentan quienes lo practican, en apenas una hora de entrenamiento se puede rebotar hasta 40 mil veces y todas las células del cuerpo se contraen esa misma cantidad.
“En La Plata somos cada vez más”, asegura Mercedes Ceci, pionera de la actividad en el país y quien, al frente del Kangoo Club La Plata, desde hace seis años da clases en la Ciudad. A ella y su nutrido grupo de chicas -las edades van de los 20 a los 40 años- se las puede ver después de las 18 en la plaza Malvinas, uno de los lugares más elegidos por los fanáticos de este entrenamiento a base de saltos.
a los saltos
Con rutinas intensas pero siempre divertidas, quienes entrenan cuentan que el efecto rebote no trabaja de manera localizada sino que impacta de manera masiva. Son recomendados tanto para niños de 5 años como para personas mayores de 80, ya que su sistema de rebote actúa a nivel celular fortaleciendo la masa ósea y muscular.
“Yo lo practico hace tres años y me hice hiper fanática”, cuenta Florencia, quien descubrió la actividad en Estados Unidos y es una de las protagonistas de la tendencia a nivel local.
Usadas para correr, hacer fitness o entrenar en espacios públicos como parques y plazas, las Kangoo Jumps ya son parte del paisaje urbano y, si bien quienes realizan la actividad aseguran que no discrimina géneros, tiene hasta ahora a las mujeres como hacedoras exclusivas de la tendencia.
La plaza Malvinas es uno de los lugares más convocantes para la actividad, pero la rutina de entrenar y saltar también está presente en otras plazas del casco urbano y, en los últimos días, en paseos como el Bosque o el parque Saavedra.
El ejercicio de rebote, explican, es considerado como uno de los mejores y más eficaces entrenamientos cardiovasculares al permitir perder mayor cantidad de calorías, proteger las articulaciones y prevenir lesiones gracias a que el impacto se disminuye en un 80%.
Una clase de 30 minutos logra que la persona queme el 25% más de calorías, y en una clase de 45 minutos un adulto puede quemar hasta 1.200 calorías.
Las botas Kangoo Jumps cuentan con el Sistema de Protección de Impacto (IPS, por sus siglas en inglés) patentado por la Nasa y gracias al cual no se genera daño en las articulaciones. Según estudios realizados por la Nasa, de hecho, “el ejercicio de rebote es el más efectivo y eficiente jamás desarrollado por el hombre”, ya que cuando el cuerpo rebota, todas sus células se oponen a la fuerza de la gravedad, que es la que transmite a los músculos y huesos cuán fuertes deben estar. Además, se suman la fuerza de desaceleración, cuando se está en el punto más bajo de rebote, y la de aceleración, cuando se comienza a rebotar hacia arriba. Los movimientos son interpretados por las células como un aumento de la fuerza de gravedad, y gracias a su gran capacidad de adaptación al entorno, las células se hacen más fuertes.
Luego de distintos estudios en astronautas enviados al espacio, la Nasa confirmó que el cuerpo humano tiene la capacidad para adaptarse a los cambios de la gravedad de forma rápida y activa. Las investigaciones demostraron que, por la ausencia de gravedad, la masa muscular se puede perder un 5% por semana y ser aún mayor en caso de pérdida ósea. El problema de los científicos era encontrar la forma de volver a acondicionar a los astronautas de la manera más eficiente y fue así que este sistema resultó ser el mejor.
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