Murió Fidel: el final de una era

Tenía 90 años. Había dejado el poder pero conservaba una gran influencia

A los 90 años murió, a las 22:29 del viernes, el líder histórico de la revolución cubana, Fidel Castro. La noticia se conoció en Argentina ayer a la madrugada. Y aunque es una muerte anunciada, tuvo un fuerte impacto por el “tamaño” y la trascendencia histórica del personaje.

Con su muerte, se cierra un ciclo en Cuba. Aunque estaba retirado del poder, que dejó en manos de su hermano Raúl en 2006, la figura de Fidel mantenía una enorme influencia y gravitación en la isla.

Sus restos serán inhumados el 4 de diciembre en el cementerio “Santa Efigenia” de Santiago de Cuba, al este de la isla, después de una serie de homenajes y un acto de masas.

El fallecimiento de Castro deja a la izquierda de Latinoamérica sin su mayor referente del siglo XX.

Las últimas imágenes de Fidel Castro son del pasado 15 de noviembre, cuando recibió en su residencia al presidente de Vietnam, Tran Dai Quang; y la última vez que se le vio en un acto público fue el pasado 13 de agosto, con motivo de su 90 cumpleaños en un acto en el teatro Karl Marx de La Habana. En esa ocasión se lo vio con un aspecto frágil, como apagándose.

En abril, en el XVII Congreso del Partido Comunista de Cuba, también reapareció y pronunció un discurso que sonó a despedida y en el que reafirmó la fortaleza de las ideas de los comunistas.

“A todos nos llegará nuestro turno, pero quedarán las ideas de los comunistas cubanos, como prueba de que en este planeta si se trabaja con fervor y dignidad, se pueden producir los bienes materiales y culturales que los seres humanos necesitan, y debemos luchar sin tregua para obtenerlos”, afirmó Castro en esa ocasión.

EL REVOLUCIONARIO ETERNO

Castro, o simplemente “Fidel”, fue el hombre que condujo el destino de Cuba durante casi medio siglo y uno de los líderes más controvertidos de la historia contemporánea.

Al frente de una revolución que puso a Cuba en el centro de la escena internacional y de un régimen que se ha prolongado 56 años, Castro fue actor y superviviente destacado en el tablero de las complejas tensiones de la segunda mitad del siglo XX entre socialismo y capitalismo, norte y sur, y ricos y pobres.

Fue tan admirado como mito revolucionario como acusado de dictador, pero hasta sus enemigos le reconocieron carisma y una capacidad de liderazgo poco comunes: a nadie dejó indiferente su polémica personalidad que reveló desde joven, cuando advirtió que sólo buscaría el juicio de la historia.

“Condenadme, no me importa, la Historia me absolverá”, fue la famosa frase que pronunció en 1953, con 27 años, ante el tribunal que lo condenó por el asalto al cuartel de Moncada, su primera acción armada contra la dictadura de Fulgencio Batista y que se considera el arranque de la revolución cubana.

Fidel Castro se mantuvo en el poder 49 años y 55 días marcados, entre otros hitos, por el enfrentamiento con Estados Unidos, su alianza con la URSS, la crisis económica en que se hundió la isla tras caer ese bloque y la revolución “bolivariana” capitaneada por su pupilo venezolano Hugo Chávez, que se convirtió en el principal aliado de la Cuba castrista en el siglo XXI.

Al hombre que gobernó con mano férrea la isla caribeña solo la enfermedad pudo apartarle del poder y en 2006 delegó todos los cargos en su hermano Raúl: fue así testigo de su propia sucesión y también de las reformas emprendidas por el menor de los Castro para intentar reanimar una economía socialista en ruinas.

Tras el fracaso de Moncada estuvo en la cárcel durante casi dos años y luego se exilió a México: allí conoció al Che Guevara con quien volvió a Cuba a bordo del “Granma” con otros 82 expedicionarios para comenzar la lucha guerrillera de Sierra Maestra (1956-1959).

Derrotó a Batista en una guerra desigual donde aprovechó el descontento social de un país muy joven como estado independiente que vio en el jefe de los “barbudos” un líder capaz de reinventar la identidad nacional.

Fidel Castro creó en Cuba un “comunismo caribeño” con base marxista-leninista, pero sobre todo muy influido por el legado nacionalista del héroe independentista José Martí y trufado con recetas de cosecha propia, resultando un singular modelo “fidelista”.

Fueron claves en la perpetuación de ese sistema su eficaz aparato de seguridad y el constante control social a través de organizaciones de masas como los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), “ojos y oídos” del régimen para que los propios cubanos vigilaran los movimientos de sus vecinos.

Ahora se sabrá qué efectos tendrá la desaparición de Fidel Castro en las próximas páginas de la historia de Cuba, que además acaba de abrir una nueva etapa tras el deshielo diplomático con Estados Unidos.

Todos los analistas coinciden: ha terminado una era. Nadie está seguro de cómo seguirá la historia en Cuba. Con la muerte de Fidel Castro se apagó un liderazgo único.

EL REVOLUCIONARIO ETERNO
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Tran Dai Quang
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