No hubo dudas: ahora sí tocó Guns N’ Roses
| 7 de Noviembre de 2016 | 01:05

River fue testigo de que Guns N` Roses está de vuelta. Los dos shows que la mítica banda californiana dio en el Monumental el fin de semana hicieron delirar a sus fans, como aquella noche del 17 de julio de 1993, última vez que los “originales” integrantes se subían, juntos, a un escenario. Al menos hasta este año, cuando anunciaron el regreso con bombos y platillos y tocaron el pasado 1ro de abril en el bar “Troubadour” de Los Angeles.
No por nada eligieron llamar a la gira “Not In This Lifetime” (“No en esta vida”), la frase con la que el líder Axl Rose le respondía en 2012 a un periodista cuando le preguntaba si había alguna posibilidad de que el grupo volviera a reunirse.
Hay que decirlo con todas las letras, pese a quien le pese: las últimas tres veces que Axl tocó en el país llegó con un grupo de músicos excelentes, y hasta lo hizo -la última en Ferro- incorporando a Duff McKagan, uno de los fundadores. Pero siempre dio la sensación que algo faltaba...
Ese “algo” tenía nombre: Slash. El guitarrista, en las dos noches de River, volvió a imprimirle esa magia característica de los Guns. Y quedó demostrado que la banda no sería nada sin Axl, pero tampoco sin Slash.
NI TRAPITOS NI BARRAS
Un párrafo aparte hay que brindarle a la organización del evento. Sobre todo por lo que se habló en la semana previa en torno a que la barra de River iba a manejar el millonario negocio de los “trapitos” y la venta ilegal de remeras y bebidas. Nada de eso pasó porque la Policía Federal le puso freno tanto a los cuidacoches como a quienes intentaron comercializar cualquier tipo de producto en los alrededores del estadio.
La seguridad estuvo a la altura de las circunstancias y todo se manejó con un orden admirable. Una muestra de que en este país cuando se quiere, se puede.
Volviendo al show, si algo quedó claro es que entre Axl y Slash no está todo bien. No hubo miradas cómplices, ni juegos arriba del escenario entre los dos emblemáticos integrantes de la banda. El cantante sí lo hizo con Duff, con Richard Fortus (segunda guitarra) y hasta con el baterista Frank Ferrer.
Sólo se limitó a mencionar al violero estrella -por el cual muchos fans morían por ver otra vez en acción junto a Axl- cuando presentó a toda la banda y le dio paso a un solo de esos que nos tiene acostumbrados.
Ambos brillaron por separado. Axl pegando sus típicos “alaridos” y metiéndose en el bolsillo al público argentino cantando los temas más emblemáticos (“Sweet Child O Mine”, “Don´t Cry”, “Knocking on Heavens Door” y “Paradise City”), pero también otros como “Coma” o “My Michelle” -este último con la participación especial de Steven Adler, el primer baterista del grupo- que no solían tocar en vivo. Slash le “sacó chispas” a sus guitarras y le volvió a dar a los Guns ese “toque de magia” que le faltaba.
Para los fans fue una noche soñada. Ver a Axl, Slash y Duff arriba de un mismo escenario parecía algo casi imposible de volver a lograr. Al menos “no en esta vida”.
Por Chicho Costa
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