Dora y Enrique, otro testimonio del amor para toda la vida

Se conocieron en el barrio La Loma. A los 18 años comenzaron un noviazgo y tres años después iniciaron el camino que los unió para siempre. Enrique Sagula y Dora Castellaneta tienen 81 años y 60 de casados, y tomados de la mano contaron parte de su historia. El amor y el respeto fueron la base para un matrimonio que tiene dos hijos y dos nietas.

“Somos de los modelos históricos. Yo me encargué de trabajar y Dora se puso al hombro la crianza de los hijos. Forjamos una historia que ya cuenta con varios capítulos, con todos los condimentos que se puede tener en una relación de seis décadas”, dijo Enrique.

También los unió el pensamiento político: ambos son radicales y Enrique fue concejal por el partido en 1983, en el regreso a la democracia. “Tuve el privilegio de reabrir el Concejo Deliberante de La Plata, tras varios años oscuros. En ese momento, Dora me acompañó en cuatro años que fueron bravos, pero me dio la posibilidad de representar al partido que llevo en el corazón, que me enseñó a querer Ricardo Balbín”.

Dora confesó que su amor por Enrique nació de su “actitud decidida para hacer las cosas. Su forma de ser”. Para Enrique, “la simpleza de Dora y su coraje” fueron vitales para sentirse “seducido eternamente”. Las miradas entre ambos durante el diálogo con este diario permitieron observar la fortaleza del vínculo.

Una tragedia los marcó para siempre: la muerte de Noemí, la hermana de Enrique, con tan sólo 35 años. Los fortaleció en la relación. Ambos quedaron marcados por esa ausencia y Dora fue la compañía que necesitaba Enrique en ese momento de tanta angustia.

Cuando Dora terminó el curso de corte y confección que dictaba la madre de Enrique, fue el momento para que Sagula se decidiera a pedirle la mano de Dora a quien luego se transformó en futuro suegro: Juan Castellaneta. El 26 de marzo de 1953. me encontré con una enorme persona. Que vino al país cuando tenía tan sólo 16 años y el tano le puso el cuerpo a la realidad que se vivía en ese momento. Mi madre, Dominga América Presta, no creía que me iban a decir que sí. Y finalmente mi instinto y decisión triunfó y me dieron el si. Poco después de tres años nos casamos y armamos una hermosa familia”.

LA FAMILIA

Jorge y Marcelo son sus dos hijos: el primero es licenciado en matemática, y el segundo, abogado, y trabaja en el tribunal de Familia. Fue quien le dio dos nietas, de 14 y 10 años, con quienes se emocionan Enrique y Dora al sólo mencionarlas.

Enrique trabajó 41 años en el ministerio de Salud provincial, también lo hizo en una agencia de venta de autos y motos y, como se dijo, se desempeñó en política desde los 18 años, cuando él y su esposa se afiliaron a la Unión Cívica Radical. Dora se encargó de las tareas del hogar, realizaba trabajos en la casa con sus conocimientos de corte y confección. Coinciden en numerosos gustos: uno es el de las vacaciones en Mar del Plata, su lugar de oasis desde hace décadas.

Hay una excepción en las coincidencias: Enrique es de Estudiantes y Dora de Gimnasia, camino que siguió su hijo Marcelo y gran parte de la familia. A pesar de las “batallas” deportivas, la “sangre nunca llegó al río”, dijeron, entre sonrisas, la pareja que celebró sus bodas de Diamante.