La política local sale del letargo

Una “mesa chica” que dé marco político a las decisiones de la nueva gestión es la idea que comienza a delinearse en el municipio. Así lo busca Julio Garro luego de sus primeros dos meses al frente de la administración local. Los integrantes de ese núcleo se están estudiando minuciosamente y no se descarta que, además de referentes de los distintos sectores de Cambiemos, ingresen a ese núcleo algún representante del Frente Renovador, algo que mantiene coherencia no sólo con el acuerdo de gobernabilidad celebrado con el massismo sino también con la posibilidad, lejana pero contemplada, de que en las legislativas de 2017 ambos frentes se aúnen en una sola lista, una esperanza del oficialismo que muchos massistas no acompañan.

“Pasado el momento de la transición, viene una etapa de reordenar la política de la Ciudad y peinar el territorio para ver qué puede ofrecer cada uno”, dicen cuando hablan del espíritu de su constitución. Así, el frente que constituyen el PRO, el radicalismo y la Coalición Cívica busca de fomentar una mayor solidez hacia adentro y con sus aliados. No obstante, se suceden desde hace semanas algunos chispazos por decisiones puntuales en delegaciones barriales en las que, subrayan los adeptos más acérrimos del cambio profundo, “deben desvincularse totalmente de dirigentes barriales de otros tiempos y algunas figuras polémicas”, en clara alusión al intento de Alak y sus seguidores que han logrado posiciones en el gobierno y que parecen dispuesto a tener un papel protagónico.

Si se trata de hacer un balance de los primeros desafíos de gestión, a primera vista parece que “lo peor ya pasó”. La evaluación que atañe a esta frase repetida por distintos funcionarios es la que involucra al reordenamiento de los cooperativistas, que –dicen- estaría resuelto en 80% con una importante reducción en los pagos municipales hacia estas asociaciones. En ese camino también hubo ruido entre los criterios de los dirigentes, que terminó frenando la designación del director de Cooperativas. Ese lugar estaba siendo ocupado de hecho por el vecinalista aliado, Daniel Funes. Pero al momento de su formalización, Garro cambió de opinión y el cargo que depende de la Secretaría de Gobierno todavía está vacante.

Mientras, el conflicto en torno de la baja de contratos de los trabajadores temporarios del municipio todavía persiste, aunque pareciera en vías de descomprimirse.

No pasa lo mismo con el alumbrado público. Muchas zonas de la Ciudad se encuentran hace semanas a oscuras y, denuncia de por medio del intendente sobre un presunto boicot de “apagones intencionales” y “cortes de cables”, el municipio busca licitar la tercerización de ese servicio con una empresa privada.

Las deficiencias en la recolección de residuos, en tanto, siguen sin resolverse. La maquinaria para la limpieza de la Ciudad se puso en marcha sólo en forma parcial y no consigue un manejo integral del servicio que, claro está, involucra al sector privado y a las cooperativas. Por eso, ahora la Comuna estudia la posibilidad de implementar un nuevo sistema al respecto en el que avanzaría en los próximos días.

EL PERONISMO, EN STAND BY

En tanto, las distintas vertientes internas del PJ local se mantienen en “stand by”, expectantes de los reordenamientos nacional y provincial que erija a los dirigentes bajo quienes alinearse y reacomodar la propia identidad. Mientras esa discusión se da en esos ámbitos, los dirigentes platenses analizan además hacia el interior de sus espacios la forma de discutir con el nuevo gobierno, en función de las decisiones de gestión de Garro y de la impronta general que imprima el macrismo a sus medidas, fundamentalmente, económicas y sociales.

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