El magnate no tiene tanto para festejar como la ex primera dama

El último “supermartes” de primarias en EE UU se saldó con contundentes victorias para Hillary Clinton, que allanan su camino a la nominación demócrata a la Casa Blanca, y con aparentes buenas sensaciones para Donald Trump entre los republicanos, que sin embargo esconden una trampa.

Clinton ganó en los cinco estados que votaron, y en algunos de ellos, como Florida, Ohio y Carolina del Norte, por amplias ventajas. En Illinois y Missouri, la victoria de Clinton fue más ajustada. La noche supuso un golpe muy duro para el senador por Vermont, autoproclamado socialista democrático, quien vio muy mermadas sus chances de alcanzar la nominación presidencial, ya que cada vez quedan menos estados y menos delegados en juego. Clinton se llevó dos estados que le eran muy favorables, Florida y Carolina del Norte, privando así a Sanders de alguna victoria en el sur tradicional de EE UU, es decir, entre los estados que formaron la Confederación durante la guerra civil estadounidense (1861-1865) y donde el voto afroamericano (favorable a Clinton) es numeroso. Pero además, la ex primera dama se apuntó victorias importantes también en Ohio e Illinois, estados del cinturón industrial del país, muy golpeados por la crisis económica y la desindustrialización y en los que Sanders tenía puestas muchas esperanzas tras ganar en el vecino Michigan por sorpresa la semana pasada.

DUDAS PARA TRUMP

En el bando republicano, el “supermartes” no dejó las cosas tan claras como en el demócrata. Pese a los aparentes buenos resultados del magnate neoyorquino Donald Trump (se llevó 4 de los 5 estados en disputa y vio cómo dejaba la contienda Marco Rubio), las cifras no le terminan de cerrar. Trump obtuvo en Missouri apenas unos 1.600 votos más que el senador por Texas Ted Cruz.

El nominado para la Casa Blanca del Partido Republicano será el aspirante que llegue a la convención nacional del partido que se celebrará en julio en Cleveland (Ohio) con por lo menos 1.237 delegados. En caso de que ninguno de los precandidatos alcance esa cifra, tendría lugar una “convención disputada”, en la que los votos logrados durante el proceso de primarias no serían tan determinantes como los movimientos internos impulsados por parte de los pesos pesados del conservadurismo estadounidense. Trump cuenta con la animadversión pública del aparato y del entorno del Partido Republicano, que entre otras cosas está destinando decenas de millones de dólares en campañas publicitarias que lo atacan, por lo que es previsible que un escenario de convención disputada le resulte perjudicial. Así, los logros del martes esconden una trampa para Trump, porque ganó, pero no por el margen suficiente. Y es difícil que llegue a la convención con los delegados necesarios para conseguir la nominación automática.

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