El 70% de los chicos se cree experto pero tiene un uso limitado de la computadora

Nadie aprende a programar en la escuela y solo dos de cada diez relacionan el saber de computación con cuestiones como crear o tomar decisiones

No sólo la mirada común los considera verdaderos expertos en nuevas tecnologías: ellos mismos están convencidos de serlo. Sin embargo, pese tener la mayoría un perfil en redes sociales y estar conectados todo el día a sus celulares inteligentes, un trabajo reciente de Microsoft vino a revelar que los adolescentes argentinos tiene un uso muy limitado de la computadora y, en buena medida, relacionan el saber tecnológico con “hacer algo en Word, mover rápido y bien el mouse, o ayudar a los padres a usar la computadora”.

El trabajo, coordinado por la especialista en cultura juvenil Roxana Morduchowizc, se realizó entre febrero y abril de este año sobre 650 chicos de 15 a 17 años de escuelas públicas y privadas. Una de las principales conclusiones es que 7 de cada 10 adolescentes se considera experto en el uso de la computadora pero, a la hora de la verdad, son minoría los que tienen un conocimiento más o menos sólido sobre el tema.

saber que no se sabe

“Ninguno de los adolescentes aprende a programar en la escuela y sólo dos de cada diez encuestados relacionó ‘saber de computación’ con competencias como crear o tomar decisiones”, alerta Morduchowicz. Para la especialista, además, casi la mitad de los chicos no sabe qué significa programar pero, aun los que saben, “definen esa capacidad como poder usar el Word o hacer la tarea con Internet”.

Cuando a los adolescentes se les preguntó cuánto sabían de nuevas tecnologías y el uso de la computadora, el 60 por ciento respondió “bastante”; el 10 por ciento dijo “mucho”; y el 30 restante, “poco”.

Para los chicos de esa edad, la definición “sobre saber computación” se limita a “usar Word para la tarea (30 por ciento), saber mover el mouse (30 por ciento), poder ayudar a los padres (40 por ciento), y resolver qué hacer cuando se cuelga la PC (30 por ciento).

Según los resultados, cuatro de cada diez encuestados “no sabe cómo funciona una computadora”; mientras el 60 por ciento piensa que funciona “porque alguien le puso programas”, el 20 por ciento respondió “porque yo le digo lo que tiene que hacer”, y otro 20 por ciento optó por responder “porque tiene Word y Excel”.

En tanto, sólo cuatro de cada diez encuestados analizó “qué puede pasar en cada caso, cuando la computadora le propone dos caminos”; y sólo tres de cada diez se guió por ensayo y error.

Un tema clave de la encuesta es el conocimiento que los chicos tienen acerca de lo que significa la programación, advirtió Morduchowicz. “Creer que los chicos saben más que los adultos es no diferenciar el saber instrumental del saber reflexivo, que es el que se pone en juego en la programación y en un aprovechamiento más completo de la tecnología”, sostiene la especialista.

Jorge Cella, director de Tecnología y Ciudadanía Corporativa de Microsoft, invita por su parte a ingresar al sitio yopuedoprogramar.com para acceder a un curso online de programación, con el objeto de introducir a los chicos en los conocimientos básicos de forma lúdica y atractiva.

Según esta medición, como se dijo, cuatro de cada diez encuestados no saben el significado de “programar”, y entre quienes dicen saber, tres piensan que “es usar Word y Excel” y cuatro creen que es “saber hacer la tarea con Internet”. Sólo el 20 por ciento respondió que programar “es saber es decirle a la computadora lo que tiene que hacer”; “saber decidir ante dos opciones” (10 por ciento); “saber crear juegos y otras aplicaciones” (10 por ciento); y “saber lo que pasa si hago click en alguna tecla” (10 por ciento).

Casi nadie eligió crear, anticipar o tomar decisiones como definición de programar, ya que sólo uno de cada diez chicos eligió “la creatividad”; uno de cada diez, “la anticipación”; y dos de cada diez, “tomar decisiones”, según los resultados del sondeo.

El trabajo no es el primero que Microsoft realiza en el país. Ya el año pasado un estudio suyo había alertado que seis de cada diez adolescentes argentinos admitía que sus padres no estaban al tanto del uso que ellos hacían de Internet. Además, al enfocar otra vez en el conocimiento frente a las nuevas tecnologías, el 85% de los chicos dijo saber más de Internet que sus propios padres.

“Ellos se perciben como los expertos de la casa y esto los lleva a tomar menos recaudos, a ser más crédulos y vulnerables -apuntó Morduchowicz-. Lo que en realidad ellos poseen es un valor instrumental, pero la experiencia de la vida la tienen los adultos”.

En cuanto al rol que el conocimiento tecnológico debe ocupar en el mundo de los más chicos, Nicolás Iaconis, encargado de Medios de Apoyo Técnico Pedagógicos de Universitas La Plata, asegura que a la informática hay que “integrarla a las prácticas docentes, a las dinámicas áulicas, generar familiaridad. Es allí, creo, por donde se debería comenzar: no es únicamente un instrumento de distensión, descanso o esparcimiento; explotada correctamente, la informática es una herramienta valiosa para la formación personal y laboral”.

Para Cella, en tanto, “los chicos no saben nada, sólo manejan un control remoto que es más complejo. Nuestro deber es cuidarlos en la vida y los consejos que uno les tiene que dar para Internet son los mismos de siempre, pero llevados al mundo tecnológico”.

Con el auge de la telefonía móvil, apuntan los responsables del estudio, la navegación por Internet se volvió un hecho íntimo y solitario. Así, en otros de los puntos de la muestra anterior -de la que participaron 1200 chicos de 11 a 17 años de todo el país- se reveló que el 80% navegaba por Internet sin compañía de adultos.

De esta manera, si antes el cuarto era el espacio que los delimitaba del mundo, actualmente esa función la cumplen los teléfonos inteligentes. El gran dilema es que, a diferencia de la computadora, que es un elemento que comparte toda la familia, el teléfono -que en la actualidad el 50% de los pibes argentinos mantiene encendido las 24 horas del día- es un objeto personal que suele escapar a todo control. “El celular debería ser la última pantalla en agregarse al uso cotidiano y su incorporación, recomendable a partir de los 12 años, debe coincidir con la autonomía que vayan ganando en la vida”, apuntó Morduchowicz, quien al analizar los resultados del último estudio enfatizó también en la necesidad de que los chicos alimenten el espíritu crítico a la hora de usar contenidos de internet y, más allá de si se estudie o no algo relacionado a la tecnologías de la información en la universidad, pueda entender a la programación como una herramienta para el desarrollo de múltiples habilidades.

“Casi ninguno de los jóvenes eligió crear, anticipar, inferir y tomar decisiones para definir ‘saber de computación’ -repasó la experta-, y esto demuestra que todavía queda mucho por hacer para que su contacto con la tecnología los ayude cada vez más a desarrollar habilidades que les puedan servir para todos los aspectos de la vida”.

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