El misterioso hallazgo de Miranda, una nena que murió hace 145 años

El cadáver yacía en un féretro con una rosa sujetada de la mano, la piel intacta y una mortaja en perfectas condiciones. El caso conmovió a San Francisco

Tan espectacular como espeluznante es el misterioso hallazgo del cadáver de una niña de nombre Miranda que murió hace 145 años. No fue un descubrimiento más, sino que parte de lo que fue su humanidad, pese al paso de las décadas, se presentaba en un estado de conservación realmente increíble. Tal es así que los obreros que la encontraron, los estudiosos que se encargaron de analizarla y los mismos pobladores todavía no salen de su asombro.

El 9 de mayo un grupo de obreros que se predispuso a remover los escombros de una vivienda en el Distrito de Richmond, en San Francisco,  se topó sorpresivamente con un féretro de tamaño de un niño. En medio del susto, los hombres convocaron con urgencia a la policía regional y a los peritos, quienes al abrir el ataúd se encontraron con los restos de Miranda, la nena que murió en el siglo XIX.

Acaparó la atención en todo San Francisco la mortaja casi intacta del cadáver como también una rosa roja que tenía sujetada de una de sus manos y su piel y pelo rojizo en perfectas condiciones. Otro dato que llamó la atención y que le otorga a este hallazgo un grado de inusitado misterio es el arreglo floral de lavanda que cubría la rizada cabellera. Según trascendió, el cuerpo estaba rodeado de hojas de eucaliptus.

Los interrogantes de los investigadores llevaron a pensar que el diminuto cajón de esta infante de 3 años fue olvidado allí cuando se produjo hace unos 100 años la mudanza del antiguo cementerio regional de Odd Fellow a Colma, pues por aquella época las autoridades tenían como iniciativa que los cementerios estuvieran ubicados en las afueras de las ciudades.

Creen además que, por el costoso féretro y la ambiciosa ornamenta que impregnaba el mismo, la niña pertenecía a una familia de alcurnia.

Quien se llevó la peor parte de esta historia es la dueña de la propiedad, ya que por ordenamiento legal deberá hacerse cargo de todos los costos en torno a este ataúd. Se estima que gastará entre 7 mil y 22 mil dólares. "No parece lo correcto. Entiendo que un árbol esté en tu propiedad, ésa es tu responsabilidad. Pero esto es diferente. La ciudad decidió mudar todos estos cuerpos 100 años atrás, y ellos deberían mantener sus decisiones", renegó la dueña de la finca.

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