Economistas afirman que el oro está volviendo a ser sinónimo de "refugio"

"El metal gana impulso debido a la incertidumbre económica mundial" es la premisa que sostienen distintos analistas mundiales

El oro vuelve a perfilarse como uno de los principales refugios de los inversores que huyen de los mercados bursátiles y de otros activos de riesgo, debido a los temores que existen en torno a la marcha de la economía mundial, agravados en vísperas del referéndum británico del próximo 23 de junio sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea (UE). El metal precioso, que subió un 2% en una sola jornada el pasado jueves, no esta ganando terreno solamente por la cuestión británica y europea ya que, bien mirado, su ascenso se inició a comienzos de este año cuando la Bolsa de Shanghai se hundió de manera estrepitosa, arrastrando tras de sí al conjunto de los mercados bursátiles a escala planetaria.

En lo que va del año, el oro trepó un 25% y el viernes llegó a un máximo de 1.293,50 dólares la onza, un avance que también se explica por la errática política monetaria de la Reserva Federal estadounidense cuya presidente, Janet Yellen, ahondó un poco más esta semana al adelantar que la entidad está revisando la posibilidad de volver a subir la tasa de interés. De conjunto, la perspectiva económica internacional es muy preocupante y así lo están manifestando inversores como George Soros, quien vaticina una caída de los mercados bursátiles y teme una nueva gran crisis financiera mundial, y los gobernantes de las principales potencias.

Desde este punto de vista y teniendo en cuenta las dificultades que enfrenta China, con una burbuja especulativa financiera e inmobiliaria de grandes dimensiones, así como la debilidad de Europa, la incertidumbre en Estados Unidos sobre empleo y crecimiento, y la caída de los emergentes basados en materias primas, adquiere mucha lógica el papel que comienza a desempeñar el oro. El metal, el dinero por excelencia en la teoría económica clásica, conoce períodos de alza cuando la economía mundial se adentra en fases de grandes convulsiones y perspectivas inciertas.

La última de estas etapas se inició a finales de 2007 tras el estallido de la burbuja subprime en Estados Unidos cuando el precio del metal estaba alrededor de unos 800 dólares la onza después de haber tocado un mínimo de 600 a comienzos de ese año. Pero fue a partir de julio-agosto de ese año que el oro empezó una imparable trepada sin freno hasta llegar a tocar unos máximos de 1.920 dólares la onza hacia julio de 2011, incluso a pesar de la tenue recuperación económica mundial de 2010. Desde entonces y a tono con la recuperación limitada de la economía, las finanzas y los mercados internacionales, el oro fue hallando una curva descendente con grandes altibajos hasta llegar a un punto de inflexión dos años después, más precisamente en junio de 2013 cuando cotizó a 1.200 dólares la onza.

En cualquier caso y como síntoma de la precariedad de la recuperación mundial después de la Gran Recesión, el apreciado metal no descendió nunca de los 1.045 dólares, un precio que registró a finales de 2015 y principios de este año. Desde enero y en paralelo con el derrumbe bursátil y el aumento de las preocupaciones por la situación en China, Europa y los países emergentes en retroceso, el oro inició una nueva fase de ascenso, aumentando un 25% y llegando al máximo de 1.300 dólares la onza del pasado jueves.

¿Qué ocurrirá de aquí en más con el precio del oro?

Lógicamente, esto dependerá de la evolución de su demanda y de la oferta en el mercado, las cuales serán, a su vez, el resultado de la percepción y el análisis que los inversores, los bancos privados y los centrales hagan sobre la situación presente y futura de la economía mundial. Un posible debilitamiento del dólar, en el caso de que la Reserva Federal no siga subiendo la tasa, podría combinarse con un fuerte huida de la libra si el Reino Unido deja la UE, disparando así una nueva huida hacia el oro en detrimento incluso del euro, una moneda que también sufriría las consecuencias del peligro de una ruptura a mediano plazo de la Unión Europea a partir de una hipotética salida británica.

Algunos analistas ya cifran un máximo de 1.400 dólares la onza de oro en no largo tiempo, un tope logrado en 2014, aunque ninguno se anticipa a cuál podría ser el derrotero del metal precioso en el mediano o más largo plazo. Una pista, pero nada más que una pista sobre el futuro, podría obtenerse recordando cuál fue la evolución del metal en la década pasada. Entre septiembre de 2000 y marzo de 2001, fecha en la que se produjo el estallido de las acciones punto.com en Estados Unidos, la onza se mantuvo inalterable alrededor de los 200 dólares.

A partir de esa fecha, comenzó un lento pero firme ascenso que llevó al metal a los 400 dólares en septiembre de 2003, a 700 dólares en 2005 y, desde allí, ya imparable, hasta los 1.000 dólares ya mencionados en 2007 y el máximo de 1.920 por onza en 2011. Si la economía mundial ha entrado en un período de descenso pronunciado, resulta posible que el metal continúe ascendiendo hasta alcanzar cotas impensadas hace apenas un año. Si, por el contrario, los factores actuales de crisis e incertidumbre se atenúan, entonces veremos un ascenso del precio del oro en el corto plazo y, posteriormente, una caída hacia niveles menores.

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