El hombro y mucho más

“El gol del siglo”, “La Mano de Dios” y… “El hombro del Tata” ¿Por qué no recordarlo? Si todos tenemos en el disco rígido viviente algún flash de ese 1 a 0 que a la larga iba a marcar el camino para el festejo final: “Cuando Burru sacó el centro, di el paso hacia adelante para elevarme y de reojo vi a Schumacher que venía muy jugado. Lo tenía a Diego adelante, así que lo empujé  y adentro”. Apoyarse en Maradona fue un presagio.

El  Tata seguía atento a los delanteros alemanes, y viendo cuando era el mejor momento para sacar a sus compañeros del área; sin imaginarse que el partido lo iba a depositar frente a otra prueba de carácter, quizás la más importante: “Alemania puso un tipo para chocarme y que así habilitara a todos. Carlos (Bilardo) se enteró y puso a uno de los nuestros para neutralizar al que me iba a chocar, pero en una jugada el nuestro se olvidó, salí confiado y me hicieron bolsa el hombro, pero no me voltearon”. Lejos de obedecer a los médicos, "Bron" siguió, rompió la número 5 para meter  el pulgar derecho adentro, y así hasta el final. Y ese el final fue el mejor de todos los escritos hasta ese momento: ”Campeón del mundo”.

Se recibió en el Azteca. Ya no era el pibe que había debutado en Estudiantes, ni el zaquero que había sumado experiencia en Colombia para volver y jugar en Boca. Desde ese 29 de junio, José Luis Brown es y será por siempre “el de la camiseta rota”, “el del 1 a 0”, “el líbero del campeón".

El hombro le sigue molestando y poco le importa. Hoy tras haber sufrido un temblor propio del olvido injusto, anda por el Country de City Bell trabajando con los más chicos; contándoles seguramente como se define de cabeza en el área rival, o como hay que seguir adelante con tal de ser feliz en una cancha.