Directores y actores que se odian
| 5 de Junio de 2016 | 02:06

Problemas modernos
Más acá en el tiempo, las actrices de la bella “La vida de Adele” acusaron al director Abdellatif Kekiche de traumatizarlas durante las escenas de sexo explícito del filme, que filmar cada escena íntima les llevó diez días y que el cineasta les gritaba y les exigía a tal punto que terminaron llorando en brazos de su compañera más de una vez.
Recientemente, Kate Beckinsale disparó contra Michael Bay, que la dirigió en la taquillera “Pearl Harbor”. “Cuando estabamos rodando Pearl Harbor, Michael Bay estaba desconcertado con mi aspecto. Se la pasaba repitiendo que me habían contratado porque no era lo suficientemente hermosa como para enfurecer a la audiencia femenina. Creo que lo sorprendía que no fuera rubia y que no tuviera los pechos más grandes”, disparó contra el director.
Bay volvió a tener problemas con una de sus protagonistas unos años después cuando Megan Fox lo tildó de ser “un Hitler en el set” de “Transformers”. “Perdón, Megan. Siento haberte hecho trabajar doce horas. Siento haberte pedido que fueras puntual. Los rodajes no siempre son lugares amables y calentitos”, respondió Bay con ironía.
Otro director de alto perfil de Hollywood, David O. Russell, terminó a las trompadas... ¡con George Clooney! “La pelea con Russell fue, sin lugar a dudas, la peor experiencia de mi vida”, dijo George. Trabajaron juntos en “Tres reyes”, y cuando el justiciero Clooney vio cómo trataba al equipo, se lo dijo y todo terminó a las piñas.
Actores y estrellas
Cuando le preguntan a un actor o un director cómo fue trabajar con tal o cual persona, la respuesta suele ser un casetero “diez puntos”. Pero John Carney rompió con ese código esta semana y habló pestes de la bella Keira Knightley.
“Aprendí que nunca volveré a hacer una película con una supermodelo”, dijo el director de “Once” y “Begin Again” (ambas pueden verse en Netflix), y de paso criticó su habilidad para cantar y tocar la guitarra y el hecho de que siempre estuviera rodeada de sus asistentes.
“Me gusta trabajar con verdaderos y curiosos actores de cine y no con estrellas”, sentenció Carney. Por supuesto, varios referentes del cine de Hollywood salieron en defensa de la británica, a quien la mayoría consideró (caseteramente) una persona bárbara, pero sobre todo atacaron al director por decir lo que pensaba. Zach Braff, el actor de “Scrubs”, incluso lo trató de “idiota arrogante”. Lo cierto es que, aún con los códigos de Hollywood en vigencia, no es la primera vez que un director y un actor se llevan mal...
Enemigos: una historia de amor
Otra recordada relación traumática del cine fue la que mantuvieron Werner Herzog y su actor fetiche, Klaus Kinsi. Al cineasta alemán le gustaba filmar al límite y también vivir al extremo, pero no lo mataron ni el alcohol ni las drogas, y tampoco subir un barco por una montaña para la memorable “Fitzcarraldo”. Aunque casi lo mata su estrella...
Las cinco cintas en las que trabajaron ambos estaban repletas de locura, hastío y exaltación, llevadas a escena a la perfección por el brutal rostro de Kinski y sus retorcidas expresiones (Herzog las llamaba “el giro kinskiano”), cualidades que ambos llevaron fuera del set en una memorable relación de amor-odio retratada en el documental “Mi mejor amigo”.
Kinski, por ejemplo, quiso irse del rodaje de “Aguirre”, y Herzog amenazó con dispararle ocho tiros y reservar el noveno para él. “Clínicamente, yo no estoy loco, aunque en sus memorias Kinski sostenga que sí. Las amenazas de muerte fueron sólo para obligarlo a trabajar. Aunque debo reconocer que una vez planeé incendiar su casa, con él adentro. Su pastor alemán me lo impidió”, “aclara” Werner...
“Le grito que apesta, que me da asco, que no quiero oír su mierdosa palabrería, ¡que no lo soporto! ¡Que lo tiren a los cocodrilos! ¡Que lo ahogue lentamente una anaconda! ¡Que le revienten los sesos por la mordedura de la serpiente más venenosa que exista!”, es apenas un fragmento de las palabras que dedica Kinski en su autobiografía para su director.
Tortura para actuar mejor
También enloquecía otro cineasta mítico, Kubrick, a sus actores. Y la pasó particularmente mal Shelley Duvall, la actriz que en “El resplandor” interpretaba a la esposa del demente Nicholson. Para que la morocha actuara tensionada, Kubrick no tuvo mejor idea que atormentarla durante todo el rodaje, abusando de ella verbalmente, asustándola y haciéndole repetir las tomas cien veces. ¿El resultado? Una memorable actuación nerviosa de Duvall que terminó con la actriz teniendo una crisis nerviosa en el set y sufriendo durante meses tras el rodaje una enfermedad relacionada al estrés. No volvió a actuar durante años.
Otra histórica pelea fue la que protagonizaron Faye Dunaway y Roman Polanski en el set de “Chinatown”: ambos se llevaron como perro y gato por las exigencias de Polanski (que llevaron a Dunaway a una genial actuación a pura tensión) y la gota que rebasó el vaso fue cuando Polanski le impidió a la actriz ir al baño en medio de una escena. Ella lo llamó (estaba dentro de un auto en la escena), bajó el vidrio y le lanzó una taza... ¡con orina dentro!
Marilyn vs. Billy
Billy Wilder dirigió a Marilyn Monroe en sus mejores dos películas, “Con faldas y a lo loco” y “La tentación vive arriba”, y la catalogó como la mejor actriz cómica de su tiempo, a pesar de lo cual afirmó que nunca más volvería a trabajar con ella.
“Sobre la impuntualidad de Marilyn debo decir que tengo una vieja tía en Viena que estaría en el plató cada mañana a las seis y sería capaz de recitar los diálogos incluso al revés. Pero, ¿quién querría verla?... Además, mientras esperamos a Marilyn Monroe todo el equipo, no perdemos totalmente el tiempo... Yo, sin ir más lejos, tuve la oportunidad de leer Guerra y Paz y Los miserables”, se reía el cineasta de una situación que no le causaba gracia.
“Me han preguntado si volveré a trabajar con Marilyn Monroe, y tengo una respuesta clara. Lo he discutido con mi médico, mi psiquiatra y mi contable, y todos me han dicho que soy demasiado viejo y demasiado rico para someterme de nuevo a una prueba semejante”, llegó a decir.
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