Un positivo gesto escolar en defensa de las mujeres y del pleno respeto a sus derechos

En el contexto de una repercusión que tuvo alcance nacional, puesto que en casi todas las ciudades del país se reprodujeron las marchas en contra de la violencia de género y en reclamo por las mujeres asesinadas y golpeadas, la mayoría de ellas por las manos de sus parejas, se conocieron algunos gestos y actitudes que trascendieron al significado intrínseco de la convocatoria y que pueden proyectarse como referencias muy positivas.

Así, entre ellos, corresponde detenerse en la acción de pequeños alumnos de una escuela de La Plata que, tal como quedó destacado en una nota publicada en este diario, elaboraron un cartel gigante con la consigna de #NiunaMenos y lo instalaron al frente del establecimiento, a la vez que decoraron el edificio con dibujos y distintas leyendas alusivas a los motivos de la marcha.

Lo cierto es que nuestra sociedad, muchas veces enfrentada a distintos tipos de situaciones que se convierten en verdaderos desafíos –como podrían ser la ola delictiva que la acosa, los ataques vandálicos a monumentos y a los paseos públicos, la inseguridad en el tránsito, la falta de respeto que se advierte en los espacios públicos- apela a reacciones inspiradas más en cuestiones de inmediatez y que, con el sólo paso del tiempo, suelen decrecer en su intensidad, hasta que todo vuelve a estar igual.

Ante cada una de esas situaciones, desde esta columna se viene encareciendo la importancia de apelar a soluciones de fondo, entre ellas a las que ofrece una debida educación ciudadana, instando a que se procure enseñar tempranamente, a niños y jóvenes de las escuelas, los principios que hacen a una mejor y más sana convivencia social.

Está claro que, frente a los numerosos ataques a esa convivencia, no queda otra fórmula que la de bregar por la existencia de una mayor cantidad de personas que sepa valorar y respetar la plena vigencia de las leyes, especialmente de aquellas que apuntan al respeto de los derechos humanos y a mejorar la calidad de vida. De allí la importancia que tiene que, en los primeros años de vida, se consoliden principios que exaltan valores como la defensa de la vida y la igualdad y de todas las personas, sin distinciones de género ni de ninguna otra índole.

Como se sabe, en la manifestación central que tuvo lugar estos días en la capital federal, los organizadores advirtieron que aún no se anunció el llamado plan nacional de acción para prevenir, erradicar y sancionar la violencia contra las mujeres. Como dato alentador debiera señalarse que, afortunadamente, no han faltado en estos años expresiones de rechazo a la violencia de género y acciones movilizadoras en defensa de la plena igualdad de las mujeres.

Asimismo, los planos institucionales se han sumado a la tendencia creándose organismos destinados a enfrentar el problema de la violencia de género, cuyos primeros resultados han servido, al menos, para obtener datos más certeros acerca de los alcances estadísticos de este flagelo. Pero nada de ello valdrá tanto como la educación de base, impartida a nuestros niños, para que en las futuras generaciones existan bases sólidas, en las que poder apoyar un más pleno respeto a la identidad y a los derechos de las mujeres. Lo acontecido en la escuela platense se encamina en esa sana dirección.

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