Corre 150 kilómetros para ver a su hijo del corazón
| 23 de Julio de 2016 | 01:59

Impedido por una orden judicial de ver a quien crió como su hijo durante un año, un vecino de Balcarce se lanzó a la ruta en un intento desesperado para que la Justicia reconsidere su situación. Con ese propósito hace dos días que viene corriendo los 150 kilómetros que separan su ciudad de la de General Guido, donde se encuentra el niño -hoy a cargo de otra familia- y a donde espera arribar finalmente hoy.
El reclamo de Octavio Vignolio y su esposa, que moviliza por estos días a la comunidad de Balcarce, comenzó el año pasado cuando la Justicia les ordenó que devolvieran a Thiago -un nene de dos años que les había sido entregado en una suerte de guarda precaria y ellos criaron durante un año como su hijo- para darlo en adopción a otra familia. Y, ante la insistencia del matrimonio para revincularse con el niño, les dictó una orden de restricción.
Casados desde hace ocho años, Octavio y Victoria siempre habían tenido en su planes adoptar un hijo y en algún momento hasta comenzaron el trámite, pero formalmente no estaban en el Registro de Aspirantes cuando en abril de 2014 alguien les contó de un nene maltratado por su familia que no tenía un hogar a dónde ir. Fue entonces que se acercaron al Servicio Local de Villa Gesell, de donde es oriundo Thiago, para plantear que ellos querían hacerse cargo de él.
“No queríamos un nene para tenerlo sólo un par de meses porque no estábamos preparados emocionalmente para eso; y así se lo explicamos a la responsable del Servicio Local de Villa Gesell, que en aquel momento era Andrea Wash. Pero ella nos dijo que nos preocupáramos porque existían grandes chances de que lo pudiéramos adoptar”, cuenta Victoria, quien junto a su esposo fueron autorizados a visitar a Thiago y, cinco días más tarde, a retirarlo del hospital.
Con la libreta sanitaria y el documento del niño, Victoria y Octavio se llevaron a Thiago a vivir a Balcarce, donde ella trabaja como docente y él, de viajante. “Nos resultó raro que no nos mandaran al menos una asistente social a casa. Fuimos nosotros los que lo pedimos porque nos parecía que el Estado debía evaluar que todo estuviera bien. Durante los tres primeros meses nadie del juzgado se acercó a verlo ni se preocupó por cómo estaba. Recién en julio nos llamaron para avisarnos que debíamos llevarlo para un intento de revinculación con su abuela materna”, cuentan.
Tras aquella revinculación que resultó fallida, la jueza Verónica Polchowski, titular del juzgado de Familia Nº 1 de Dolores, convocó a la pareja a una audiencia para ver si estaba dispuesta a adoptar al menor. “Aquel día quedó asentado en un acta que nuestro vínculo con él era muy fuerte y que él nos identificaba ya como su familia. De hecho, al despedirnos, la propia jueza alentó nuestras esperanzas diciéndole a Titi: `Bueno, ahora te vas con mamá y papá”, relata ella.
Sin embargo hacia septiembre Octavio y Victoria recibieron un nuevo llamado de la Justicia que si bien les pareció en principio una buena noticia terminó siendo al revés: Thiago había sido declarado en estado de adoptabilidad pero ellos, al no estar ellos anotados en el Registro de Aspirantes, no tenían chance alguna de poder adoptarlo. La Justicia ya había seleccionado a una familia de General Guido para él.
“La misma jueza que antes nos había preguntado si estábamos dispuestos a adoptarlo ordenó que nos lo arrancaran de nuestros brazos llorando, nos puso una restricción de acercamiento a su nueva familia y desde entonces no sabemos nada de él”, cuentan.
Mientras lleva adelante una batalla legal para recuperar a Thiago, el matrimonio reclama por lo pronto que le levanten la restricción judicial. Con ese propósito, Octavio se lanzó a correr los 150 kilómetros que separan a Balcarce de General Guido, donde vive actualmente el niño. El jueves recorrió los primeros 64 kilómetros hasta Vidal, ayer llegó a Las Armas sumando otros 44 kilómetros más. Su meta es completar el último tramo hoy.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE