Los ladrones tienen en jaque a los vecinos del barrio Cementerio

Una estación de servicio cerró su mini mercado por los robos. Los comerciantes, hartos

La estación de servicio que funciona en la rotonda frente al Cementerio luce desolada. Casi no se ven autos esperando que les despachen combustible, ni gente yendo a comprar en el minimercado. En realidad, ese autoservicio permanece cerrado porque el dueño prefiere mantenerlo así, como única manera efectiva de que no vuelvan los ladrones. El paisaje da cuenta de una inseguridad creciente en esa zona.

Ayer al mediodía un ladrón en una moto destartalada estaba persiguiendo a un ciclista. Quería quitarle su rodado bajo amenaza, en una modalidad muy común y que mereció una marcha de los aficionados al cicloturismo.

Esa víctima alcanzó a refugiarse en un puesto de comidas callejero que hay en la rotonda de 31 y 72. El delincuente notó que no iba a poder robarle y volvió sobre su camino, por diagonal 74 y a contramano del tránsito.

Un minuto más tarde ese mismo joven apareció en la estación de servicio. Intentó engañar a los empleados de la playa y a otro que se escondía en el minimercado bajo llave. Dos personas llegaron a ver que tenía un arma escondida.

El robo no llegó a concretarse y los alertas al 911 se hicieron de inmediato. “Llegaron rápido cuatro patrulleros. Les dijimos a los policías cuál era el ladrón y solamente un móvil lo corrió. El chico estaba en una moto de 110 cilindradas pero igual se pudo escapar. Se metió en una calle cortada, en 29 y 73, que es adonde van siempre”, apuntó Carlos Quincoces, el dueño del comercio.

“Les hice el reclamo a los policías de por qué no hay más patrullaje ni vigilancia. El jefe de calle terminó dándome la razón en todo lo que le decía. El tema es que así no se puede seguir, me obligan a cerrar”, continuó el hombre, en una entrevista con EL DIA.

Carlos padeció 15 asaltos de un año a esta parte. El anterior dueño ya sufrió otros casos violentos: “Todavía se ve un balazo que quedó en el suelo”, describió.

Algunos de los episodios que le tocaron fueron violentos. Sin ir más lejos, hace un mes lo abordaron ladrones que le metieron un arma en la boca, le quitaron un celular recién comprado y le robaron toda la recaudación. “No me creían que no tenía más plata y me seguían pegando patadas”, recordó el comerciante.

Según denunció el hombre, la misma situación aqueja a otras estaciones de servicio de la zona, en 19 y 72 y en 27 y 72. “En tres semanas hubo por lo menos cuatro robos ahí”, afirmó. Mientras espera más presencia policial, él asegura sentirse asfixiado por la situación.

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