Chirola es Gimnasia

Un tipo bárbaro, que sigue siendo aquel pibe de Berisso que hace casi 20 años miraba con ojos asombrados el fútbol de primera división. Sin el talento de Guillermo ni el carisma de Pedro Troglio, es el más querido porque es el más bueno de los buenos. Simplemente Chiro, el pibe que conoce cada rincón del Bosque; el hombre que volvió para despedirse en su casa con la camiseta 17 y la franja azul cruzándole el pecho. 

     Pucha que pasaron los años, ¿no Chiro?.A los 5 años, el pibe nacido ahí cerquita del cementerio de Berisso se encontró jugando en Gimnasia. Cristian, el hermano mayor, era el 5 de la '71 y el chiquito correteaba detrás de una pelota hasta que Durso lo metió en una categoría '77 que nada tenía que ver con su DNI que decía "Nacimiento: 27-4-1978". ¿Te acordás Chirola? Busteros, Facundo Barinaga, el Gola Rastelli. ¿Y la '78? ¡Qué equipazo! Lea Cufré, Bertamino, Marianito Messera, Fernando Gatti, Barclay. Inolvidable. Con algunos, jugaste en primera. Son tus amigos hasta hoy.

     "Yo nunca fui 10" cuenta Chirola. "Era un volante con llegada. En novena hice 22 goles, en octava 16, en sexta fuí goleador con 27 goles. Y con edad de quinta, apareció en primera división. "Timoteo era muy serio y muy exigente. Yo jugaba en quinta, los titulares hicieron fútbol un jueves, estaba lesionado Federico Tarabini y para "disfrazar" a uno del Polillita Da Silva -jugábamos con Central- Timoteo pidió a Messera. Mariano estaba con la Selección. "Mandame a uno", dijo Carlos y Mario Griguol me llevó a mi. Anduve muy bien y a la semana estaba entrenando en primera". A las tres semanas, llegó el debut. "Jugábamos con Lanús y cuando salí de casa le dije a mi viejo 'acordate que cuando vengo voy a estar concentrado'. Después del entrenamiento, me quedé en la cancha. Cuando fui al vestuario -yo me cambiaba en el de inferiores- el Pata Pereyra me dice 'Felicitaciones'. '¿Por qué?' 'Estás concentrado'. Debuté con Lanús. Jugué 15 minutos, toqué 4  o 5 pelotas y le pedí un tiro libre cerca del área al Mellizo y a Coco. Me lo dieron. Le pegué muy mal..."

     En el Bosque, como debía ser. Empate sin goles con Lanús. Diciembre del '96 (¡casi 20 años Chiro!). Noce; Pittaluga, San Esteban, Pereyra; cavallo, Larrosa, Yllana, Dueña; Guglielminpietro; Guillermo, Lagorio. A los 27 del segundo tiempo marca la crónica los cambios: El Pampa Sosa por Lagorio. Chirola por Dueña. Desde ese '96 al '99, Chirola jugó bárbaro, a veces como falso 9, a veces como enganche, muchas en su puesto natural a la izquierda. Y hasta se dio el gusto de ser Campeón Mundial sub 20 en Malasia '97, con Pekerman DT y el enorme talento de Riquelme y Aimar. A mediados del '99 Timoteo se fue a Betis. Por cuatro millones y medio verdes, Sebastián Romero también se fue.

     Betis (a los 21, con Anabella y ya con Tomás), Toulousse (de la mano del padrinazgo del Beto Márcico, que siempre lo adoró), Córdoba, Racing (4 años), Panathinaikos. A mediados del 2008, Gimnasia estaba en una situación muy difícil con los promedios. Más grave aún, Gimnasia no parecía Gimnasia. Faltaba algo. Identidad e identificación. Por eso, regresaron los históricos. Ya estaba el Tornado Alonso. También Coco, tras un inexplicable paso por Chicago. El Pampa Sosa volvió de Italia; Teté, de España. Vino Sessa. Mariano Messera, el socio de siempre de Chirola, también volvió. Y Chirola dejó atrás el Parthenon y volvió a respirar Bosque. Volvió a casa.

     El final de la película es eso, de película. Los goles de Niell sobre el final, esa palomita inolvidable contra Rafaela para un desahogo terrible de un grupo que fue de fierro. Fueron 40 fechas terribles. Mejores jugadores pero sin semejante compromiso no hubiesen logrado el milagro. Lo hicieron. Sebastián Romero jugó de menor a mayor. Su emoción colgado del alambrado saludando a los hinchas tras el gol del Enano es una de las imágenes imborrables de esa tarde.

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     Tras la segunda promo, no se sintió cómodo. No era prioritario. Entonces, primero Banfield y después Quilmes aparecieron en su curriculum. Querido en ambos, idolatrado en el tramo final con la camiseta blanca del cervecero. Estos 6 años de ausencia son inexplicables y a la vez explican mucho de lo que le pasa al Lobo. Sebastián Romero jamás debió irse del club. Ahora que volvió, Chirola (todavía mejor persona que jugador) siempre tiene que estar vinculado a Gimnasia. 

     "No veo la hora de empezar a entrenar. Hay que ponerse bien así le damos batalla a todos", dijo un rato después de la revisión médica. Solamente falta la firma.

     Vuelve Chirola y está bien. Ya lo dice la bandera: "Chirola es Gimnasia".

     Tiene razón.