Comer con menos sal, un desafío de todos los días
| 15 de Agosto de 2016 | 02:41

Disminuir el consumo de embutidos, quesos y conservas; reemplazar sal por especias y hierbas aromáticas; y no añadir sal a los platos servidos, son algunos de los consejos para disminuir el consumo de sal en la dieta diaria, cuyo exceso es sabido que aumenta la hipertensión y el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Pero además de tratar de cocinar con menos sal y de evitar los alimentos mencionados, está el problema de lo que se denomina la ‘sal oculta’, esto es la sal que se encuentra en los alimentos procesados que hay que aprender a conocer a partir de leer el rótulo de los alimentos.
A modo de ejemplo, los especialistas enuncian el contenido sódico de alimentos de uso cotidiano como una sopa instantánea, que tiene 750 miligramos de sal; tres salchichas, 1100 miligramos; un cubito de caldo, 2000 miligramos; una cucharada de queso rallado, 200 miligramos; unas tres cucharadas de mayonesa, 900 miligramos, y 100 militros de soja, 4000 miligramos.
“Esto en el consultorio nos pasa constantemente -explica Analía Yamaguchi, médica clínica especialista en nutrición y diabetes e integrante de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN)- a veces tenemos pacientes que nos aseguran cocinar sin sal, no comer embutidos, no usar aderezos y de repente, descubrimos que el alfajor light que come tiene mucho sodio”.
En el mismo sentido, la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA) y el Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA), concluyeron tras un estudio sobre hábitos de alimentos ricos en sodio que “es importante prestar atención a la sal proveniente de los alimentos, aquella que no agregamos con el salero ni al cocinar, pero que se incorpora en la elaboración de alimentos manufacturados”.
Según el estudio, el consumo de pan, galletitas, quesos, carnes procesadas, fiambres y embutidos, mayonesa, sopas/caldos, snacks y gaseosas, aportan unos 1900 mg de sodio, lo que implica 4,8 gramos de sal diarios.
“Reduciendo la cantidad y frecuencia de consumo de pan, embutidos y fiambres, aderezos y quesos, puede reducirse hasta un 45 por ciento la ingesta de sal diaria, mientras que es poco significativa la reducción de la ingesta de sodio que se lograría cambiando el consumo de agua hacia sus versiones de bajo contenido de sodio”, señalaron en las conclusiones.
En este sentido, la primera recomendación que se formula es “aprender a leer los rótulos de información nutricional de los alimentos y hacerlo con todo lo que ingerimos, fundamentalmente aquellos que sufren hipertensión”.
Así, “no salar la comida antes de probarla, utilizar sales modificadas con menos contenido de sodio, evitar embutidos, utilizar menos cantidad de sal al cocinar en casa, reemplazar la sal por especias y hierbas aromáticas y evitar los productos enlatados y reemplazarlos por opciones naturales”, son algunos otros consejos que pueden ayudar a disminuir la ingesta de sodio.
Cabe destacar que, según datos del Ministerio de Salud de la Nación, en promedio, los argentinos ingieren 11,2 gramos de sal por día, lo que equivale a más del doble de lo sugerido.
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