"Lolagate", el caso de estafa que comprometió al médico hallado muerto en Gorina

La muerte del médico Guillermo Luna (55) y de su pareja Laura Favre (42), cuyos cadáveres fueron hallados anoche en una camioneta de alta gama chocada contra un poste de alumbrado público en 137 y 490, en la localidad de Gorina, trajo a la memoria el resonante y escandaloso caso del "lolagate", que conmocionó a la Ciudad en el año 2001 a partir de una investigación contra Luna por liderar una asociación ilícita basada en la simulación de operaciones para facturarlas al  Instituto Obra Médico Asistencial ( IOMA)

Luna fue investigado a partir de abril de 2001 por la Fiscalía de Investigaciones Complejas platense, a cargo de los fiscales Carlos Argüero y Esteban Lombardo, acusado de encabezar una organización de profesionales dedicados a facturar al IOMA  intervenciones quirúrgicas de várices y hernias inexistentes y que en realidad eran implantes mamarios realizados en su mayoría a mujeres que desempeñaban funciones en ministerios bonaerenses. 

Según la Justicia, el mecanismo de fraude utilizado por Luna consistió básicamente en la adulteración de las historias clínicas de decenas de mujeres, se estima alrededor de cien casos, por lo cual la Justicia libró en su momento allanamientos en el centro médico y detenciones de los profesionales involucrados y de las "pacientes" sometidas a esas operaciones estéticas sospechadas de ser cómplices de la modalidad de estafa; aunque más tarde todos los sospechosos fueron liberados, en el caso de Luna a partir del beneficio de la excarcelación extraordinaria otorgada por el juzgado de Garantías Nº 3 de La Plata.

En un dictamen emitido por los fiscales en abril de 2001  se especificó que en la clínica "funcionaba -al menos- un equipo de médicos, cuyo jefe (Luna), secundado por Armesto y Pérez Bagnasco, en forma sistemática, habitual y permanente cometían los ilícitos que fueran necesarios para lograr obtener del IOMA -a través de los diferentes convenios- la facturación indebida por prácticas e intervenciones quirúrgicas inexistentes, con la necesaria complicidad de cada una de las pacientes afiliadas a la referida obra social y con el consiguiente perjuicio a la administración pública".

Sobre el mecanismo de fraude al IOMA, dicho dictamen señaló que  "es de público y notorio, tanto para los empleados públicos afiliados al IOMA, como para los profesionales de la medicina adheridos a la misma, que las prácticas cosméticas tales como lipoaspiraciones, hipomastias, injertos de glúteos y demás intervenciones con fines estrictamente estéticos, no son reconocidos por la obra social y por ende no pueden ser facturadas, por lo tanto es imposible su desconocimiento tanto para unos como para otros, lo que importa desde ya el despliegue de una sistemática maniobra dolosa delictual y no una mera irregularidad de orden administrativo".

El caso del "lolagate" salió a la luz tras una denuncia contra Luna por mala praxis, impulsada por la sargento primero Lilia Sicher que fue intervenida en dos ocasiones por implantes mamarios pero en cuya historia clínica figuraban dos operaciones por hernia umbilical y várices. Ante el encapsulamiento de las siliconas y los fuertes dolores, Sicher decidió acudir a la Justicia, que durante los allanamientos se encontró con otros tantos casos de historias clínicas fraguadas, lo que comprometió aún más la situación de Luna y derivó en que hasta la propia Sicher terminara detenida por algunos días.