“Viagra cerebral”: cada vez se venden más pastillas para aumentar la inteligencia

Polémicos pero muy promocionados, los fármacos para optimizar el intelecto ganan terreno y disparan el debate

Puede ser el sueño de cualquiera: convertirnos en seres más inteligentes con sólo tomar una pastilla. ¿Pero existe esa pastilla? En el último año, se advierte con una simple recorrida por la Web y confirman neurólogos y psiquiatras, los llamados “suplementos cerebrales” experimentaron un boom de ventas que no hicieron más que acrecentar el debate y dividir las aguas en nuestro país y el mundo: ¿podemos ser más inteligentes con una simple pastillita?

Ofrecidos como una suerte de “viagra para la mente”, estos suplementos se ofrecen de a docenas y prometen mejorar la memoria, aumentar la capacidad intelectual e incrementar hasta límites insospechados el poder de concentración.

Uno de los más promocionados en los últimos meses en el país es Focus X, un suplemento vitamínico que se presenta como estimulante de áreas de procesamiento de información y de memoria a largo plazo. Según la promoción del producto, la pastilla para mejorar nuestro intelecto se compone de elementos naturales y orgánicos: soja y pescado, estereato de magnesio vegetal, silicato de calcio, dióxido de silicio, gelatina, extracto de eleuthero, ácido alfalipoico, vitaminas B12, B6 y E.

Quienes estudian el tema apuntan que aún es demasiado prematuro para oponerse o bendecir las bondades de estas pastillas

Entre los beneficios anunciados se encuentran: el incremento del poder de memorización y concentración, la mejora de la inteligencia y, al mismo tiempo, la protección de las células y membranas del cerebro, la neutralización de la deficiencia cognitiva, el aumento del factor de crecimiento de los receptores nerviosos y la prevención ante la pérdida de fibras y células nerviosas causadas por el envejecimiento.

Descreída de los beneficios casi mágicos de estas pastillas, la neuróloga platense Diana Cristalli asegura que “lo mejor para optimizar nuestra salud cognitiva es mantener una buena alimentación y realizar actividades que ayuden al cerebro. Es más eficiente aumentar la calidad general del rendimiento cerebral que recaer en explosiones de energía que solo acontecen con ingestas de compuestos de los cuales aún no conocemos sus eventuales efectos tras un uso continuado” (ver “Lo mejor...”). Si bien todos estos compuestos aseguran no tener efectos secundarios ni generar dependencia o adicción, quienes estudian el tema apuntan que aún es demasiado prematuro para oponerse o bendecir las bondades de estas pastillas. En sintonía con la mirada de Cristalli, de hecho, el psiquiatra Manuel Suárez Richards sostiene que, si bien se han conseguido grandes avances en el terreno del neuromejoramiento, hasta ahora todas estas pastillas “están rodeadas de un halo de deseo que hace que se hable más de las cualidades que promete que de la realidad concreta de sus acciones” (ver “Hasta ahora...”). La variedad de estos fármacos no deja de sorprender: Modafinil, Alpha BRAIN, Noopept o BrainPlus IQ son sólo algunos de los productos que se comercializan en nuestro país (a precios que van desde los 150 a 500 pesos, según la cantidad de comprimidos). Tal vez el caso más conocido sea el de Adderum, un fármaco que a fines del año pasado volvió a escena y se disparó en los campus universitarios de todo los Estados Unidos, Silicon Valley, Wall Street, y también entre los atletas profesionales. Adderum es considerado como un reemplazo del Adderall -una droga psicoestimulante que se utiliza como potenciador cognitivo- y promete aumentar la capacidad cerebral, agudizar la mente y potenciar los niveles de energía. El suplemento, que no tiene efectos secundarios registrados en los ensayos clínicos, se posicionó desde su primera vez en el mercado en el centro de las críticas que decían que era demasiado poderoso para ser vendido sin receta. Por su parte, otras personas de los círculos académicos insistieron en que esta droga proporcionaba una ventaja artificial para sus usuarios y era “injusto” para aquellos que no la tomaran. Esto lo llevó a que la pastilla estuviera a prohibida en concursos y en muchas universidades. Frente a tal presión externa, los creadores de Adderum finalmente fueron obligados a detener la producción de las píldoras y su suceso se fue extinguiendo. Pero luego de 3 años de litigio y de estudios clínicos, en diciembre pasado se levantó la prohibición y su reaparición desató la controversia: “Mi capacidad de pensar y concentrarme se duplicó cuando pude comprar Adderum de nuevo. El regreso de La píldora me impidió abandonar la universidad”, dijo un estudiante al medio científico SecretBrain. Por el momento los beneficios casi milagrosos de estos productos, sostiene Suárez Richards, “son todavía parte de una ficción”, aunque cada vez son más los que se sienten atraídos por las mejoras cerebrales que prometen, “especialmente estudiantes y trabajadores de turnos nocturnos y largos”, precisa el psiquiatra.

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