Dilma, cada vez más sola, espera el fallo final

La mandataria suspendida perdió cada vez más resplado popular

BRASILIA.- La presidenta suspendida de Brasil Dilma Rousseff encara el tramo final del juicio político que pude destituirla del cargo en medio de una enorme soledad.

Mañana, los movimientos sociales acompañarán a Rousseff en su llegada al Senado y preparan varios actos en otros puntos del país, aunque los organizadores no esperan que sean multitudinarios.

Guilherme Boulos, líder del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST), explicó que la baja movilización popular se debe, a un “brutal ataque mediático” que se ha empeñado en dar legitimad “al proceso golpista. Esto anestesió a una parte de la población brasileña, que no entendió lo que está en juego, que es la pérdida de derechos”, dijo este líder de los “sin techo”.

También hay que tener en cuenta, según Boulos, que la popularidad de Rousseff estaba en su mínimo nivel debido a las medidas de austeridad que tomó al comienzo de su segundo mandato y que, la distanciaron de los movimientos sociales.

Su propia formación, el Partido de los Trabajadores (PT), ha hecho autocrítica y, en un documento firmado por su cúpula, reconoció que Rousseff cometió un error por haberse alejado de las “fuerzas progresistas” al aceptar “parcialmente la agenda del gran capital” en aras de mantener una gobernabilidad que igual le fue efímera.

La militancia sí salió a la calle en marzo cuando Lula, fue llevado a declarar a la fuerza a una comisaría por sospechas de corrupción, un hecho que llevó la crisis a su punto de ebullición y precipitó el desenlace del proceso a Rousseff.

Las marchas se mantuvieron con cierta fuerza hasta la crucial votación en la Cámara de los Diputados celebrada a mediados de abril, pero a partir de entonces perdieron fuerza, dando que los brasileños ya habían asimilado que la destitución era irreversible.

PRESENCIA ESPERADA

El Senado concluyó ayer la fase de testigos del juicio de destitución contra Dilma, a quien espera mañana para que presente sus alegatos, antes de la votación definitiva prevista para el martes o miércoles.

En la última audiencia previa a la comparecencia de Rousseff, el Senado escuchó el testimonio del ex ministro de Hacienda Nelson Barbosa, el último testigo presentado por la defensa, que calificó el juicio político como un golpe.

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