La elección de vivir sin hijos
| 11 de Septiembre de 2016 | 23:46

Miles de parejas, casadas o no, deciden no tener hijos por elección. Es una realidad que se viene observando desde hace ya bastante tiempo, pero que últimamente no ha dejado de generar polémicas. Y esta elección está tan asentada, que hasta el mercado de consumo lo ha tipificado y segmentado en determinado “target” para ofrecer todo tipo de productos y servicios.
Como el fenómeno se está dando en nuestra sociedad pero también en el mundo entero, se lo ha denominado como “Dinky”, un término que proviene de la sigla inglesa para “double-income; no kids” (sueldo doble sin hijos). Sobre quienes toman esta decisión, se han hecho muchas estadísticas y encuestas, de las que surge que la mayoría de quienes deciden no ser padres, aducen como principales motivos su incapacidad económica, la sobrepoblación mundial o la dura realidad del mundo en la que deberá vivir ese niño. Sus críticos, en tanto, remarcan que estas parejas suelen ser egoístas y hedonistas, y que dejan de lado los valores de la familia para dedicarse solo al consumismo.
Sea por lo que sea, son decisiones cada vez más comunes pero que cada tanto generan polémicas (ver aparte).
“Si una pareja decide no tener hijos -apunta el counselor Matías Giarratana- es necesario entender que tienen sus razones, y que esta decisión es exclusiva de la pareja y de su privacidad. Lamentablemente, todavía es muy difícil de aceptar tanto para amigos como familiares, y la sociedad mira con cierto asombro y hasta con temor este tipo de elección, pero a medida que avancemos en el cuestionamiento de algunos mandatos, más libres seremos, tanto en lo individual como en lo colectivo”.
Las estadísticas señalan que la mayor cantidad de parejas que eligen no tener hijos se encuentran en una posición socioeconómica medio-alta. Sin embargo, existen también otros grupos sociales que toman esta decisión basándose en motivos tan variados y diversos como sus estilos de vida, poder adquisitivo, órdenes de prioridades en la vida, o valoraciones acerca del presente y futuro de la sociedad.
ELECCIONES Y RAZONES
“Hay parejas que deciden no tener hijos y ponen toda su energía en el consumo, los viajes y el desarrollo personal y profesional -señala Beatriz Goldberg, psicóloga y autora de los libros ‘¿Cómo vencer los miedos y ser feliz?’ y ‘Quiero estar bien en pareja’- a veces comparten una actividad o una pasión, como el cine, y prefieren tener su libertad plena y no estar atados a nada ni a nadie. Hacen cálculos de lo que cuesta criar un hijo, y ese dinero lo vuelcan a ellos mismos. A veces tienen una mascota, pero no quieren apegarse a otra persona. Por lo general, forman una pareja simbiótica con la que hacen todo y de la que tienen temor a despegarse. Son parejas muy unidas, y constituyen un fenómeno que es cada vez más visible en las sociedades actuales, sobre todo en personas de más de treinta años”.
Las razones que pueden llevar a las personas a renunciar para siempre a la paternidad o a la maternidad son muy variadas, desde la elección de un estilo de vida diferente al que las sociedades han impuesto hasta, en algunos casos, el temor a que se repitan las malas experiencias que tuvieron en su infancia o a que los invada el miedo de no poder ser buenos padres.
“La renuncia a tener hijos -sostiene el sociólogo Gerardo Meil- es, tras el crecimiento del número de madres solteras, la tendencia más reseñable en la sociedad actual. No es muy fuerte, pero sí es una tendencia. Y el principal motivo de este aumento es la progresiva pérdida de presión social. Casi todo el mundo acepta ahora que para ser feliz no hace falta tener hijos. Antes, cuando se formaba una pareja y pasaba un tiempo sin anunciar un embarazo, padres, amigos y familiares no tardaban en preguntar ¿hay algún problema?”, “¿no va bien la cosa?”. Pero hoy en día se suelen plantear visiones alternativas igualmente válidas, y se piensa que no es justo traer a un niño a un mundo tan complicado, que no hay trabajo, o que dan problemas y privan de muchas libertades”.
Más allá todavía, una investigadora británica llamada Satoshi Kanazawa, sostiene inclusive que las mujeres que deciden no tener hijos son generalmente más inteligentes que el resto, y otro catedrático, Nattavudh Powdthavee, de la Universidad de York, en el Reino Unido, afirma que “en las últimas décadas, los diversos análisis sobre el tema realizados por sociólogos no han encontrado ninguna relación entre tener niños y ser felices”.
En cuanto a la relación entre esta tendencia hacia “la no maternidad” y el cambio de rol de la mujer en la sociedad, el profesor Gerardo Meil señala que no está muy claro.
“En los 70 y los 80 -dice- en los países en los que más mujeres se incorporaban al mercado laboral había menos natalidad que en lo más tradicionales. Sin embargo, en la actualidad, hay más fecundidad en los países con más mujeres trabajadoras. A día de hoy, es más fácil mantener a los hijos si trabajan los dos miembros de una pareja que si sólo lo hace uno”.
Sin embargo, este tipo de situación es cada vez más frecuente en Estados Unidos y en los países más desarrollados de Europa, donde muchas personas priorizan su carrera y su relación de pareja mientras retardan lo más posible la paternidad hasta, finalmente, desecharla.
Finalmente, sobre el tema de la felicidad, el estudio de Powdthavee, publicado en la revista científica The Psychologist, pareciera ser concluyente. “La paternidad o la maternidad no aportan felicidad -sostiene- la creencia de que los hijos nos harán felices sería una verdadera ilusión. Imaginar cómo sería ser padre o madre suele consistir en concentrarse sólo en las cosas buenas, y dejar de lado las malas. Esto ocurre, principalmente, porque se cree que experiencias como la primera sonrisa de un hijo o que éste se case nos colmarán de dicha. Y así es, pero esta felicidad sólo dura un rato. Sin embargo, cuando se quiere tener un bebé, nadie piensa que el día a día estará lleno de otro tipo de experiencias, como tener que resolver problemas, cocinar, lavar la ropa, etc. Son todas estas situaciones cotidianas las que impactan en los niveles de felicidad, o no, y en la satisfacción vital de los padres”.
“No solo son las mujeres las que deciden no tener hijos. Muchos hombres también se pliegan a esa elección y buscan una pareja que tenga su mismo ideal, de esta manera podrán compartir sus vidas sin ninguna limitación y sin cargar la responsabilidad que implica la crianza de un hijo”
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