Pasar el verano sin agua, un drama repetido para miles de platenses
| 29 de Enero de 2017 | 01:59

Cuando no falta el agua, la presión en las cañerías es tan baja que de las canillas apenas sale un hilito que no alcanza ni para lavar los platos. Cansados de esta situación, que, dicen, se extiende desde diciembre, vecinos de Hernández salieron a la calle la última semana a reclamar soluciones. Es un reclamo en el que no están solos. En algunos sectores de La Loma, como la zona de 19 y 41, las quejas se multiplican. Un problema de baja presión se agudizó y hubo días de la última semana en que ni siquiera a la madrugada el agua salía de las canillas. Reclamos similares llegan desde la zona de Los Hornos, Gonnet y Villa Castells.
Mientras el calor, que dio una tregua en los últimos días, asoma nuevamente en los pronósticos de las próximas semanas, los vecinos que enfrentan los problemas con el agua en pleno verano dicen que su vida de todos los días se ve profundamente alterada por la falta del vital elemento.
El primer cambio que mencionan: la falta de agua se traduce para todos en una pérdida extra de tiempo y dinero. Eso además de afectar severamente la calidad de vida de los barrios. Y de que, en muchos casos, se transforma en una especie de “clásico” de cada temporada estival, aunque este año, en versión agravada.
Desde Absa, la empresa prestataria del servicio, se destaca que están en marcha una serie de obras para resolver los problemas en cuestión. Y se trabaja también entregando bidones o enviando un camión cisterna a las zonas afectadas para dar respuesta a la emergencia.
Sin embargo en algunas zonas de los barrios afectados, califican como insuficientes esas medidas y piden soluciones definitivas a sus problemas.
un dia a dia desgastante
Mientras tanto, describen un panorama desgastante: la obligación casi cotidiana de ir a bañarse a casas de familiares a veces distantes, de comprar agua envasada, lo que representa un gasto mensual de alrededor de 250 pesos para una familia tipo, o de enviar ropa al lavadero, una solución que tiene un costo aproximado de 400 pesos semanales para el mismo caso.
La instalación de cisternas en los domicilios, cuando el problema se hace crónico y el hábito de levantarse en horas de la madrugada para aprovechar la mayor cantidad de agua que suele salir de las canillas en ese momento del día, completan el panorama que describen los vecinos afectados.
En Hernández, por caso, en las inmediaciones de 25 y 511, dicen que la baja presión de agua es un problema de todos los veranos, pero que nunca llegó a los extremos de este año.
“Estamos sin agua desde las fiestas. Hay veces que tenemos un rato un poco de agua con baja presión y podemos juntarla para lavar los platos más tarde o alguna verdura, pero también hay días en que no tenemos nada. Ni una gota”, dice Roxana Calvo, una vecina del barrio de 23 años.
Roxana agrega que la falta de agua la obligó a cambiar su rutina. Una de las cosas que tiene que hacer ahora es ir casi a diario a la casa de su madre, que vive en Tolosa, para poder bañar a su hija Delfina.
“Cada vez que voy aprovecho y llevo un montón de bidones y botellas de plástico para llenarlos y tener cierta reserva. Pero igual siempre tengo que comprar agua envasada”, cuenta.
Otra de las cosas que se ve obligada a hacer es racionalizar la poca agua que tiene en la casa. Y una de las estrategias a las que echa mano para lograrlo de una manera eficaz es la de cocinar platos que requieren menos agua.
“Por ahí prefiero hacer un churrasco antes que una comida que requiera mucha agua”, dice.
Como otros vecinos que tienen piletas de lona y que pudieron llenarlas en algún momento en que tuvieron agua, Roxana dice que esta usando el líquido de la pileta “para baldear o para el baño”.
Otros vecinos, que ya experimentaron problemas similares en otros veranos, optaron por otro recurso: el de instalar una cisterna a baja altura para aprovechar el agua que llega con tan poca presión que no puede subir a los tanques.
Abel Aguirre y Elida García Bravo son dos vecinos de 512 entre 25 y 26 que instalaron una cisterna en el frente de sus casas. Con todo, dicen que este verano la falta de agua es tan pronunciada en la zona que ni así les alcanza,
“En esta casa somos siete. Hay que bañarse, cocinar, lavar la ropa. Y desde diciembre tenemos terribles problemas. Todos los veranos nos ha pasado de tener baja presión, pero este año las cosas se agravaron mucho. Se supone que tiene que ver conque en la zona construyeron muchas casas nuevas. Nos dijeron desde la empresa prestataria del servicio que trabajan en una nueva perforación, pero eso implica que vamos a estar todavía más tiempo con problemas hasta que la terminen”, dice Aguirre.
Mientras tanto, como otros de sus vecinos, se acostumbra a una rutina diferente, condicionada por la necesidad de apelar al ingenio para hacer rendir la poca agua que sale de las canillas.
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