La idea es barajar y dar de nuevo con el mismo mazo de jugadores

Escoba nueva intenta barrer bien. El refrán se acomoda a la coyuntura albirroja para describir la tarea que tiene como máximo responsable a Lucas Bernardi. Esto recién empieza. Evidentemente, está evaluando la actualidad de cada uno de sus dirigidos y se nota que tiene varias cuestiones por resolver.

Después de la etapa comandada por Gustavo Matosas, donde nada salió de acuerdo a lo que se pretendía, el flamante tutor transita un lapso de ensayo permanente. Los que recién están conociendo cada rincón del Country asumen la misión de “barajar y dar de nuevo con el mismo mazo” de jugadores. Hay titularidades que brotan naturalmente, aunque también se advierte que en varios puestos la competencia está abierta y con un resultado final incierto.

Estudiantes, el último sábado, no jugó muy bien. Si bien supo generar varias situaciones de peligro, ante Banfield tuvo lagunas pronunciadas y un funcionamiento poco convincente. El gol que recibió hiere su historia. La jugada comenzó en el borde del área rival y terminó en un cabezazo limpio, sencillo y libre de marca que disfrutó Mouche convirtiéndolo en festejo. Nadie marcó como debía hacerlo. Ninguno apretó al rival en los distintos estadíos de gestación. Fue un contragolpe perfecto del “Taladro” porque se lo permitieron. Uno trasladó, otro recibió sobre la banda izquierda de su ataque, se acomodó y sacó el centro sin oposición. Otro, Darío Cvitanich, líder y referente del equipo de Julio Falcioni, la bajó de cabeza sin que nadie lo molestara; y otro (Pablo Mouche, el exBoca) se agachó en soledad para hacer inútil la desesperada zambullida de Andújar. No es usual que le hagan daño de ese modo al “León”. Defender así de mal no se relaciona con su idiosincrasia vehemente y generalmente aplicada a un sistema aceitado. Seguramente, el técnico tomará medidas al respecto.

BASTA CON UN REPASO NOMBRE POR NOMBRE

En este momento escasean los rendimientos destacados y nadie se muestra en un nivel superlativo. El “Chapu” siempre se las rebusca para aprobar. Me atrevo a señalarlo como el único. Hoy es clave para distribuir el juego.

Andújar no está como sabe estar; luce inseguro. Sánchez perdió convicción para atacar y orden para defender. Schunke y Desábato nunca hacen zafarranchos, pero también han bajado su eficacia. Diarte, con una prestación muy modesta, es un fusible repetido. Zuqui tiene ganas de ser patrón y se pierde en el intento. Rodrigo Braña sí es titular indiscutido. Damonte parece sin chispa y su impronta atrevida se humedeció. “Tití” desconcierta. Es el que más desequilibra en el uno contra uno y, también, el mismo que termina sus intervenciones desnudo de puntería. Otero no es delantero central. Si lo regresaran a una posición más volcada hacia la derecha, el colombiano volvería a ser un arma poderosa. Y Gastón Fernández, que no es ni por asomo “La Gata” del Mineirao, ni tampoco aquel diamante del campeón 2010, aún se presenta como un enlace indispensable para conectar a sus compañeros en los últimos treinta metros metros del eje central. Por la izquierda no convence.

Con este panorama, es lógico que a Estudiantes le cueste doblegar a un rival trabajado a partir del oficio y la experiencia de su entrenador. Por ese motivo, hay muchos puestos sin dueño y eso puede transformarse en una excelente motivación a nivel grupal que Bernardi debe fomentar.

LUGÜERCIO LA EMBOCA

Cuando llegó, parecía que su actualidad iba a quedar muy por debajo de la del resto. Error. Presunción equivocada. El “Payaso”, que siempre suma poniendo el mayor empeño y jamás aparece involucrado en conflictos, no desentona. Al contrario, cuando entra, la emboca. ¿Qué harán con él? En esta época de diagnóstico constante merece ser tenido muy en cuenta. Su gol sirvió tanto para poner justicia en el marcador final, como para aplacar los primeros murmullos de inconformismo.

Bernardi puede y debe elegir sin condicionamientos. Hoy nadie brilla. En el ejercicio de barajar y dar de nuevo tendrá que aparecer un Estudiantes mejor.