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El país |Macri despues del escrutinio

Nuevo tiempo, más poder

Nuevo tiempo, más poder

Por MARIANO SPEZZAPRIA

23 de Octubre de 2017 | 06:44
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Hace poco menos de dos años que desembarcó en la Casa Rosada, pero recién ayer se asentó en el poder. Así podría sintetizarse el efecto de la resonante victoria que obtuvo Cambiemos a nivel nacional, que podría ser una bisagra para la gestión del presidente Mauricio Macri y para la oposición, huérfana de liderazgos tras la derrota de Cristina Kirchner.

Los triunfos de la coalición oficialista en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza y la Capital dieron cuenta de que mantiene una fina sintonía con el electorado de la franja central del país, pero el avance en distritos periféricos como Salta, Chaco y Santa Cruz indica el avance de la “ola amarilla”.

“Esto recién comienza”, avisó el Presidente desde Costa Salguero, donde se montó el bunker de Cambiemos. Allí el jefe de Estado acaparó personalmente la victoria electoral. La performance oficialista resultó tan sólida que ni siquiera las dudas que se abrieron sobre la reacción del Gobierno ante el caso Maldonado incidieron de manera negativa para Cambiemos.

El “caso Carrio”

El jefe de Gabinete, Marcos Peña. tal vez el funcionario al que más escucha Macri, dejó en claro que Elisa Carrió es una de las dirigentes más importantes de Cambiemos, pese al mal paso que dio al hacer declaraciones desafortunadas sobre Santiago Maldonado. Pero su rotunda victoria en la Capital -más abultada que en las PASO- confirmó la luna de miel que atraviesa con los porteños.

Carrió pasó ayer por la quinta Los Abrojos que Macri tiene en Los Polvorines para limar alguna aspereza propia de los nervios de la última semana de campaña. “Lilita” estaba enojada porque detectó que algún funcionario la criticó por lo bajo por haber “derrapado” con el caso Maldonado. Macri y la vicepresidenta Gabriela Michetti la tranquilizaron y ya por la tarde en Costa Salguero se evaluaba el amplio triunfo de Carrió en la Capital como una reacción de la sociedad porteña en defensa de quien durante años combatió la corrupción kirchnerista.

Sin embargo, no será Carrió la figura central de Cambiemos en los próximos años. El resultado de las elecciones legislativas despejó, en efecto, el camino de la reelección para el presidente Macri, que ya no es una hipótesis política sino una lógica consecuencia del fortalecimiento oficialista frente a un peronismo que terminó de dispersarse y que no tiene a la vista un líder nacional.

La etapa que se inicia hoy mismo será tan desafiante para el Presidente como la que se acaba. Esto es así porque el incremento del margen de maniobra que tendrá el Gobierno podría llevar al surgimiento de un Macri más auténtico, en línea con las ideas económicas que cultivó en toda su trayectoria, más ortodoxas que el gradualismo de los últimos 22 meses.

En ese punto, el Gobierno afronta la necesidad de reducir el déficit fiscal -origen de la presión desmedida del Estado sobre distintos sectores de la economía-, pese a que en el discurso público niega que vaya a aplicar un ajuste en las cuentas públicas.

Pero el año próximo, posiblemente desde el verano, se vendrán los aumentos en la luz y el gas, ya que se profundizaría la quita para los subsidios del sector. Así lo definieron el Presidente y el ministro de Energía, Juan José Aranguren, durante un encuentro a solas el último viernes en la quinta de Olivos. En los planes oficiales también figura un fortalecimiento de la seguridad.

En el Gobierno nadie atina a responder si eso implicará la salida de la ministra Patricia Bullrich, cuyo desempeño quedó bajo la lupa a raíz del caso Maldonado, pero no –desde la óptica oficialista- porque la Gendarmería haya obrado mal, sino porque la funcionaria no tuvo la cintura política necesaria como para evitarle un problema al Presidente en plena campaña electoral.

Un punto a favor de Bullrich, siempre desde la mirada gubernamental, es que encaró una lucha frontal contra el narcotráfico, que Macri buscará profundizar en la segunda mitad de su mandato. Por eso advirtió, pocos días atrás, que los empresarios, políticos y sindicalistas que hayan estado comprometidos con los narcos “en la década pasada”, van a ser objeto de investigaciones.

Los gobernadores

La agenda gubernamental post-electoral incluye una reforma fiscal que Macri y sus funcionarios deberán negociar principalmente con los gobernadores, por la influencia decisiva que éstos están llamados a tener con la próxima conformación del Congreso, desde el 10 de diciembre. Aunque muchos de ellos quedaron debilitados tras una magra performance electoral en sus provincias.

Resulta especialmente llamativo el caso de los socialistas de Santa Fe, que quedaron terceros muy lejos de Cambiemos y el peronismo del kirchnerista Agustín Rossi, pese a que controlan desde hace años los gobiernos provincial y de la ciudad de Rosario. No parece ajena a este resultado la situación que atraviesa la provincia respecto del narcotráfico y la consecuente ola de inseguridad.

En un escenario absolutamente contrapuesto quedó María Eugenia Vidal, quien fue anoche una de las figuras oficialistas más aplaudidas en Costa Salguero, constató este diario. “Sí se puede”, cantaron los militantes de Cambiemos cuando la Gobernadora sostuvo: “Creemos en dejar atrás la soledad y la resignación de la Provincia para siempre. aprendimos que no hay un salvador”.

El peronismo, por su parte, se enfrenta a una de las peores crisis en su historia como fuerza política. Ayer no solamente perdió Cristina Kirchner en la provincia de Buenos Aires, sino también los gobernadores Juan Manuel Urtubey (Salta), Juan Schiaretti (Córdoba) y Domingo Peppo (Chaco). Y Sergio Massa, por afuera de la estructura del PJ, cayó en su propia casa de Tigre.

Sólo una figura que no tiene caudal electoral propio, aunque sí poder institucional, como el senador Miguel Angel Pichetto podría aglutinar en el futuro a una dirigencia que quedará golpeada y que ya no tiene en Cristina Kirchner a una salvadora en términos de popularidad. El futuro político y personal de la ex presidenta está desde anoche envuelto entre signos de interrogación.

La dirigencia radical comparaba el triunfo oficialista con el obtenido por el ex presidente Raúl Alfonsín en 1985, cuando derrotó al peronismo en los cinco distritos más importantes del país y superó el 40% de los votos a nivel nacional. Al igual que Macri, los socios fundacionales de Cambiemos creen que se registra un cambio de época en la política argentina.

 

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