Me lo tomaba todo con mucha exigencia
Edición Impresa | 28 de Octubre de 2017 | 01:41

“Aunque sigo en el mismo trabajo que cuando sufrí el ACV, en ese momento me lo tomaba con un grado de exigencia que me producía mucho estrés. Por ahí salia a las 8 de la noche y tenia siempre alguna actividad social. Fumaba mucho: hasta dos atados de cigarrillos por día y vivía a mil.
Fue un domingo a la tarde en casa mientras miraba televisión. De pronto sufri un dolor de cabeza muy fuerte, como si me pegaran con un matafuego en la nuca, y después no me acuerdo nada más hasta que me desperté al otro día en el hospital. Estuve veinte dias internada y tuve tres meses de recuperación. Después de eso empecé a tomarme las cosas con más calma y lo sigo haciendo. Pero estoy en proceso, no es fácil cambiar”.
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