En Bangladesh, el Papa pidió por la minoría musulmana perseguida en la ex Birmania
Edición Impresa | 1 de Diciembre de 2017 | 02:10

El papa Francisco comenzó ayer su visita en Bangladesh y en su primer discurso alertó sobre “la gravedad de la situación y el inmenso dolor humano” de cientos de miles de refugiados en el país, un mensaje contundente en el que, sin embargo, no identificó a las víctimas por su etnia, rohingyá, como exige el Estado que los persigue, masacra y expulsa, el vecino Myanmar (ex Birmania).
“Ninguno de nosotros puede dejar de estar consciente de la situación, del inmenso dolor humano involucrado y de las condiciones de vida precarias de muchos de nuestros hermanos y hermanas, la mayoría de los cuales son mujeres y niños, abarrotados en campos de refugiados”, afirmó Francisco en un discurso en el Palacio Presidencial bangladesí frente a su anfitrión, el mandatario Abdul Hamid.
“Es imperativo que la comunidad internacional tome medidas decisivas para enfrentar esta grave crisis, no sólo para trabajar por resolver los temas políticos que llevaron a este masivo desplazamiento de personas, sino también para ofrecer asistencia material inmediata a Bangladesh en sus esfuerzos por responder eficazmente a las necesidades humanas urgentes”, agregó el Pontífice.
Cuando le tocó hablar, el presidente bangladesí Hamid destacó el apoyo del Pontífice y sus repetidos llamados desde el Vaticano a ayudar a los refugiados rohingyás.
A diferencia de los últimos días, cuando visitó Myanmar, Francisco fue más contundente en su denuncia sobre el sufrimiento y la situación que viven los refugiados, pero mantuvo su decisión de no identificarlos como rohingyás, nombre de una minoría musulmana del oeste de Myanmar que hace décadas es discriminada y acosada, y en los últimos meses abiertamente reprimida, masacrada y forzada a escapar al país vecino.
El Papa, que hoy se verá a cara a cara con un grupo de rohingyás en Dacca, la capital bangladesí, se refirió a ellos como “los refugiados llegados en masa del estado de Rakhine”, en referencia al distrito de Myanmar donde se concentra esa minoría y una zona hoy prácticamente vedada para medios y organizaciones humanitarias internacionales.
Se estima que más de 620.000 rohingyás cruzaron desesperados el río que separa Myanmar con Bangladesh y un número aún desconocido murió en ejecuciones y quemas de pueblos enteros.
A su llegada a Bangladesh, Francisco visitó dos de los lugares símbolos de la independencia de este país (1971), el Monumento de los Mártires y el Museo dedicado al padre de la patria “Bangabandhu”, en un recorrido casi obligado para todos los jefes de Estado. (TÉLAM)
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