Parecía un año Rojo, pero terminó teñido de Amarillo Vecinal

Edición Impresa

Fernando Alegre
falegre@eldia.com

Mucho se habló en el corriente 2017 del impresionante andar del Griego de Calle 13. Y no es para menos.

Los de Oscar Remaggi se quedaron con el Apertura de manera invicta, algo que no sucedía desde hacía muchísimo tiempo y llegaron a los 39 partidos oficiales en dicha condición, lo equivalente a 223 días, entre torneo doméstico y Liga Provincial de Clubes.

Sin embargo, cuando todo parecía que iba a continuar por la misma senda, apareció el de siempre, el dueño de la última década: Unión Vecinal.

Los de Navazo dieron el primer zarpazo en la final del Torneo Clausura, la cual se quedaron por un total de 2 a 1, sin respetar localías, misma historia que el año pasado.

Y justamente la historia, caprichosa ella, decidió repetirse.

Desde la solidez y el conocimiento de fructuosos años compartiendo el rectángulo de juego, Mariano García, Juan Ignacio Bruno y un repatriado Juan Ignacio Veleda, le dieron forma, sustancia y conducción a este Amarillo versión 2017.

Pero a la experiencia y jerarquía, hay que acompañarlas con astucia, rebeldía y cierta prolijidad, en el momento en que sea necesario. Ahí aparecen los nombres de Federico González, principal arma desde los 6,75, y también la segunda escuadra, compuesta por Fidel Álvarez, Gonzalo Genoro, Mauro Winschel y Augusto De Marziani, próximos a tomar la posta y con varios años ya en el equipo de calle 9.

Para sumar piernas frescas y dedicación íntegra, Navazo posó sus ojos en Alan Kruzich, de previo paso por Neptunia de Gualeguaychú, y un ignoto Martín Núñez, llegado desde el sur del país.

A las incorporaciones de experiencia, el Amarillo le acopló juventud con talento presente y futuro promisorio. Provenientes de un complicado Estudiantes de La Plata, aparecieron Alejo Orquín, Juan Melo, Matías Griszka y Juan Pedro Moreira, este último selección argentina U17.

Todo este menú de intérpretes con variantes, le permitió a Navazo construir un equipo que fue de menos a más, como suele suceder.

El andamiaje durante los primeros seis meses costó, quizás más de lo habitual. Pero la fortuna una vez más le terminó sonriendo al que ya está acostumbrado a hacerlo.

Con el sacrificio, la solidaridad ofensiva y la concentración como sus principales armas, Unión Vecinal se reencontró con Atenas en la Superfinal de este 2017 y nuevamente cerró el año con un triunfo.

Al igual que viene sucediendo con continuidad desde hace más de 10 años, el Vecinal fue más que todos. Más que el deseo, las piernas y la intensidad de un Atenas en franco crecimiento.

Unión cerró el año con otro título, el número 28 que ilustrará las pobladas vitrinas de calle 9. Por que tal cual se ha hecho sana costumbre, el básquet se tiñó de amarillo.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE