“Siempre quise dirigir en Estudiantes”
| 12 de Febrero de 2017 | 01:19

Por MARTIN CABRERA
A Lucas Nardi le llegó la oportunidad que soñaba pero no esperaba: dirigir la Reserva de Estudiantes. Con 36 años, el ex volante por derecha surgido en las inferiores del Pincha, que le tocó jugar en los difíciles comienzos del 2000 y que luego de recorrer varios equipos del ascenso dejó el fútbol hace cinco años, recibió con alegría el cargo, para el cual se está formando incluso desde que era jugador profesional.
-¿Cuándo supiste que ibas a ser técnico?
-Desde que jugaba. El otro día me recordaba Isra (Damonte) que en inferiores me quedaba mirando la Champions League, y eso que en aquellos años no se televisaba tanto como ahora. Desde chico tuve ese costado de analista y entrenador. Ya a los 27 años, cuando las lesiones me habían afectado, me fui preparando.
-¿Te interesa más la formación de jugadores o entrenar el día de mañana un plantel profesional?
-Me gusta el área formativa, pero se necesita de un contexto que lo apoye y es difícil de encontrar en el fútbol argentino. Por eso siempre digo que estuve en la formación y eventualmente en un cuerpo técnico profesional (fue ayudante de campo de Claudio Vivas en Banfield), y allí encontré, en la adrenalina del resultado como objetivo, un acercamiento al jugador de fútbol que me atrapó. Me gusta dirigir, preparar los entrenamientos, los partidos y estar en el campo con los jugadores. El proceso formativo, creo, está más emparentado con más cosas externas al juego que al juego en sí, sobre todo en Argentina. También es real que la docencia es una parte importante de un entrenador, por eso trataré de aprovechar mi pasado.
-Después de tu paso por Banfield, ¿esperabas el cargo de técnico de la Reserva de Estudiantes?
-No lo esperaba y lo esperaba. Siempre quise dirigir en Estudiantes, pero hay tantos entrenadores que la verdad pensaba que la chance no estaba cerca. Cuando me lo propusieron no lo dudé. Estoy donde quiero estar haciendo lo que me gusta. Son cosas que uno debe valorar como muy preciadas. Somos pocos los que podemos decir eso. Volver a estar en el lugar donde comencé me hace valorar y cuidar el cargo.
-En Reserva conviven los chicos que saltearon Cuarta para llegar a Primera con el que bajó unos escalones. ¿Cómo lo maneja un técnico?
-Es el momento donde agradezco mi formación, porque fui técnico de Quinta, ayudante de Primera y coordinador de juveniles. En los tres cargos estuve en relación con la Reserva. Por eso será determinante tener tacto y saber pedir y sacar en la medida justa. Por suerte en Estudiantes están las cosas claras.
-La Reserva tiene que jugar a lo mismo que la Primera?
-Sería imprescindible si la Primera jugase siempre a lo mismo. Pero hoy el fútbol profesional todos los equipos se tienen que adaptar a sistemas, jugadores y rivales. Si uno juega siempre a lo mismo el equipo pierde peso. Pero sí es cierto que tiene que existir una misma forma en su núcleo de juego, como dónde presionar o salir desde el fondo con la pelota.
-¿Es más fácil para un entrenador llevar su idea a una Reserva que a un equipo de Primera?
-No sé si fácil, pero sí más concreto, porque perder buscando una idea no es tan traumático.
-¿Qué equipo del país te gusta?
-Me gustan los equipos que quieren ser protagonistas, y no entiendo al protagonismo sólo en presionar arriba o controlar la pelota. El protagonista es el equipo que internamente sabe que va en búsqueda del partido más allá de que esté esperando. Hay otros que no proponen, directamente especulan. De todos modos, como nunca dirigí en Primera soy respetuoso de todas las formas.
Del Demo al pais
Lucas Nardi, antes de ser técnico de la Reserva fue jugador de Estudiantes. Llegó con 18 años. “Ya era grande y me había formado en Renato Cesarini. Acá se había formado una muy buena Cuarta División, con Daniel Pighin. Peleamos el torneo y terminamos segundos”.
Aquel Estudiantes no era el actual. Ni económica no futbolísticamente tenía puntos de comparación. Pero había algunos juveniles que prometían, como aquella categoría ‘80, con Luciano Galletti, Ernesto Farías y Nicolás Tauber. “Cuando llegué ellos ya estaban en Primera y me sumé a los 1979, por ejemplo el Chavo (Desábato) y el Tucu (Krupoviesa)”.
N ardi tuvo su debut oficial en Primera en junio de 2000. Aquel equipo, dirigido por Eduardo Solari, peleaba el descenso con Ferro, Instituto, Belgrano y Gimnasia de Jujuy. “Fue todo muy rápido. Solari me vio en un entrenamiento porque me habían expulsado en Cuarta y entonces el técnico de la división, que era Claudio Gugnali, me mandó a hacer fútbol con Primera. Anduve bien y quedé. Debuté en Rosario contra Central y ganamos 1-0 con gol del Tecla. En la otra fecha empatamos con Colón. Y quedé en el equipo”, siguió con su relato antes de recordar que en la última fecha de ese torneo se salvaron de milagro, luego de perder contra Lanús en la última fecha.
Después de ese torneo su carrera como futbolista tuvo de todo. Primero regresó a Reserva y tiempo después con Oscar Craviotto volvió a Primera. Pasó a préstamo a Quilmes, con el que rompió el maleficio y ascendió a la “A”. Quedó libre de Estudiantes, se fue a Belgrano, a San Martín de Mendoza y a otros clubes del ascenso. “Jugué hasta 2011, pero los últimos años los sufrí porque me lesionaba seguido”.
“Me había preparado mucho para ser jugador de fútbol. Seguro que todos lo hacen, pero en mi caso había dejado muchas cosas de lado. Y cuando me dí cuenta que no podía seguir me puse muy mal. De La Plata a mi pueblo en aquel momento había 9 horas de viaje, no existían los celulares y en el Demo había un teléfono de línea, que tenías que estar cerca cuando te llamaban o perdías el turno”, recordó de aquellos años en la vieja pensión del Pincha en el estadio.
-¿Le tratás de inculcar aquellos valores a los chicos de hoy?
-No hay que abusar con llevar a la generación actual al pasado. Pero sí trato de utilizar mis vivencias para que los chicos le den otro valor a lo que tienen. Y siempre cuento lo mismo: llegué un viernes a la medianoche al Demo. Estaba solo con un bolso. Toqué timbre y me abrió la puerta Desábato. Nadie sabía quién era ni qué hacía ahí. Me convidó un mate y me hizo lugar en una pieza. Y me acuerdo que a las 3 de la mañana llegó Chiquito Bossio porque Edgardo Sbrissa, la persona que me había conseguido la prueba, no sabía nada de mí. Esa situación contextualiza lo que era Estudiantes y lo que era el fútbol amateur en aquel momento. Hoy no sucedería de ninguna manera. Los chicos llegan a una prueba con un representante y celular importado.
-¿Qué dejó Estudiantes en tu formación?
-Valores. Que es una familia donde uno cuida del otro, el más grande de los más chicos y los dirigentes de sus jugadores. Siempre me trataron con mucho afecto. Desde el Profe Sánchez que me llevaba y me traía, o Cacho Pueblas, dirigentes como Caffé y Julio Alegre, que me ayudaron muchísimo. Estudiantes siempre fue especial y lo sigue siendo. Hoy la veo a Inés, la cocinera del Country, y me produce una inmensa felicidad, como una tercera abuela. No es fácil encontrar eso en otro Club.
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