Cine y libros, un puente para la reinserción social

Internos filmaron una película que se exhibirá en salas independientes. La experiencia literaria

Hay otras escuelas de verano. Funcionan en cárceles. En una de ellas, Eduardo dijo que allí se dio cuenta de que le gustaba la lectura. “Nunca había leído con alguien que me enseñara a pensar, a comprender lo que estaba leyendo”. Encontró en la Unidad Penal 9 lo que no tuvo afuera. Todo un tema. Complejo. Profundo.

En la Unidad 18, los internos jamás pensaron que serían los guionistas, actores, directores, encargados de filmar y editar un largometraje que por su “calidad” pronto llegará al salón del Consejo General de Educación y a salas de cine independiente.

Las escuelas de verano “en contexto de encierro” cuentan con 22 talleres en nuestra región.

“La propuesta incluyó una capacitación inicial para los talleristas coordinada por la inspección del área. Los talleres funcionaron, desde el 2 de enero, de lunes a viernes, 3 horas al día”, explicó la inspectora de adultos Marta Liliana Iovanovich.

“Lectura y escritura creativa, comunicación visual y gráfica, dibujo y pintura, muralismo, repostería artesanal, producción de juegos didácticos, música, teatro, periodismo escrito y producción de revistas, producción radiofónica y producción y edición cinematográfica”, son las principales propuestas.

El consejero general de educación Claudio Gómez dictó, junto con la tallerista Evangelina Uro Vidal, una “clase” especial en homenaje al recientemente fallecido escritor Ricardo Piglia. “Ellos tienen un taller literario en el que leen, sobre todo, obras de Borges. En esta visita quisimos que conozcan a Piglia, e incluso les entregamos el material necesario para que inicien sus diarios personales”, contó el docente.

El cuento que compartieron fue Hotel Almagro. “Y una de las cosas que nos llamó la atención, fue la naturalidad con la que aquellos que saben leer les leyeron el cuento a sus compañeros analfabetos. No son pocos los que luego de estas experiencias se escolarizan”, destacó Gómez.

Orange da Silva es un tallerista de cine brasileño que trabaja durante el año en la Unidad Penal 18 de Gorina. Contó a este diario que tienen “una hora y media por semana, de manera que hasta ahora sólo habíamos podido hacer algún que otro corto. Pero aprovechando que la escuela de verano funciona todos los días, nos largamos con un largometraje de una hora”, resaltó.

Los internos cuentan los sinsabores de la reinserción laboral tras salir de prisión. Pero le agregaron un hecho de la realidad, suspenso y acción policial (los policías fueron miembros del servicio penitenciario): abordaron el tema de quienes hacen justicia por mano propia. Próximamente, en salas independientes de la Ciudad.

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