Alfaro los cuenta y, por eso, los espera
Edición Impresa | 28 de Febrero de 2017 | 02:32

La pretemporada fue más larga de lo esperado, y en las últimas semanas han comenzado a aparecer algunas lesiones (tal vez menores) pero que han complicado y alterado el trabajo diario. Por ejemplo, por distintas dolencias Fabián Rinaudo, Lucas Lobos y Franco Niell se perdieron el amistoso con San Lorenzo. Está claro que si el partido era por los puntos estaban, pero el cuerpo técnico no quiso correr riesgos a una semana de volver el fútbol oficial, y para evitar que se agraven esos dolores, se los hizo trabajar aparte.
Ayer, en el primer día de la semana los tres futbolistas mencionados arrancaron la actividad entrenando normalmente con el grupo que jugó el amistoso el viernes pasado con Everton, aunque cuando trabajaron con pelota y pasaron a hacer fútbol reducido, los tres salieron no tomaron parte de esto y continuaron de manera diferenciada ya que aún sienten alguna molestia.
Hoy el cuerpo médico los evaluará nuevamente a los tres para ver como seguirán la semana de tareas, y así determinar cuando serán insertados a los trabajos normales que ordene el técnico con vistas al partido.
Lo concreto, es que Alfaro los cuenta a los tres (Rinaudo como titular, Lobos y Niell para ocupar el banco) para el compromiso del domingo con Quilmes, ya que ninguno por el momento está descartado.
SIGUEN CON SUS RECUPERACIONES
Mientras los dos grupos entrenaron en el campo, los futbolistas Mauro Matos, Juan Ignacio Silva y Matías Noble, realizaron tareas de kinesiología.
A Matos lo irán siguiendo de cerca, pero llegaría muy justo al domingo (y de hacerlo sería para ser suplente) por lo que no es descabellado pensar en que se le dé una semana más de recuperación y se quede al margen del cotejo ante los cerveceros.
En tanto, el Chino Silva está dejando atrás un pequeño desgarro y también tendrá para unas dos semanas más, mientras que Noble está en la última parte de su recuperación, le quedaría poco menos de un mes para volver a estar dentro de un terreno de juego.
Alfaro los cuenta y, por consiguiente, los espera.
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